2. Las memorias como género literario: concepto, generalidades

   

2.4. a) 3 formas de apurarla

 

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De aquí surgen, despegan formas de apurar la vida para saborearla:

  • La vida como travesura: ser el cronopio que, disfrazado de fama, viene a tocar los… estamentos. Responder a esa inquietud que va surgiendo en nuestro interior desde la infancia, que con el paso del tiempo vamos domesticando hasta aniquilarla.
  • La vida como necesidad de aventura. Un orgasmito… Se podría vivir, sobrevivir, en una vida plana y simple, prevista, que se agota en sí misma. A nuestro alrededor hay infinitos ejemplos que lo avalan. Uno se pregunta, sin embargo, vivir sin aventura ¿es realmente vivir o sólo dejar pasar un tiempo precioso, irrecuperable?

Quizá la vida sea el tiempo entre los orgasmos, quizá sólo el conjunto de los mismos: es una cuestión de perspectivas. ¿Cuál de ellas nos hace crecer más?

  • Sin duda, la experiencia nos perfila el alma. Acumular vida en nosotros mismos quiere decir precisamente eso: “el alma modela hasta los huesos”[1].

En los momentos extremos es cuando vamos almacenando las lecciones que nos da la vida: la experiencia. Así, la vida es una metamorfosis de excesos: progresiva, inagotable. Nos personaliza a cada instante, nos hace únicos, irrepetibles. Quien en alguna ocasión no ha hecho de su vida un exceso… aún está por nacer.

La vida no está mal, pero la gente es una puta mierda. Como toda generalización, la frase está plagada de desencanto. Sin embargo su contenido alecciona: ¿por dónde y hacia dónde tienen que ir nuestras inquietudes? Más allá de lo concreto, buscando las leyes de nuestro propio universo; sin débitos ni dependencias, hacia las estrellas.

Y en cada etapa de la vida: deseando que termine cuanto antes o que no se acabe nunca. ¡Menudo dilema!


 

[1] Adolfo Domínguez.

 

Sonido

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