2. Las memorias como género literario: concepto, generalidades

   

2.8. c) Criterio

 

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¡Si yo tuviera un “clasificador de ideas”! Lejos ya de las escaramuzas adolescentes, aquí estamos: cada un@ en su sitio. En segundo plano los matices: ¿sitio heredado, merecido, recurso, tabla de salvación? Queda por saber si las cosas tendrían que haber sido de otra manera para que pueda hablarse de justicia. Queda por saber si todas aquellas batallas de cuerpos, atracción y repulsión a partes desiguales, tendría que haber sido diferente o ya entonces resultaba previsible lo de hoy.

Asentados, la realidad se ha ido sedimentando hasta convertirnos en fósiles. La mirada retrospectiva es clarificadora, simbólica: ahora se explican muchas cosas que en su día no comprendimos.

La conclusión es clara: cada día es tan provisional que merece ser aprovechado en todo instante, por si acaso.

Hemos aprendido cosas, aunque pocas o al menos siempre escasas. Por ejemplo, que confiar en alguien es creer que sabe hacer lo que hace.

Doy vueltas a los recuerdos como quien mastica sangre coagulada, buscando extraer el zumo de la experiencia. Vitaminas vitales, es la meta. Y para alcanzarla, nos bastará este criterio: uno se marcha muchas veces de los sitios sin pensar “aquí ya no vuelvo”, aunque con frecuencia sea cierto.

Quizás vamos dando tumbos por una realidad que se nos resiste siempre, en mayor o menor medida. Se nos abre un abanico infinito, porque todo dolor nos recuerda otro anterior: es el aprendizaje de los sentimientos.

De lo antedicho se sigue sin problema alguno que la experiencia presente será, ante todo, aprovechable. Cada uno a su manera, con su idioma y con sus moldes, irá acariciando las formas sinuosas de la figura resultante: tan resbaladiza como la mielina.


 

Sonido

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