Cecilio

SOMA

   

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Su presentación risueña y amigable, con gestos de cercanía y rayanos en el cariño… hacían de Cecilio SOMA una persona con la que uno se sentía tranquilo y agusto. Cabeza afeitada y ojos claros, al poco rato de conocerle ya inspiraba confianza: no sé muy bien si era la causa o el efecto de su, por así llamarla, dedicación profesional. Cecilio SOMA era un buscavidas en el más amplio sentido de la palabra. No un tahúr, sino alguien capaz de afeitar una bombilla… es decir, sacarle partido a lo que aparentemente no era rentable.

¿Se había hecho buscavidas porque su carácter era éste o había sido al contrario? ¿Acaso su trabajo de encontrar lo inexistente le había ablandado el trato humano para poder desarrollar mejor su tarea? A mí estas dudas me dejaban indiferente, lo importante era el resultado: el hecho de que hablar con Cecilio SOMA aportara un nuevo punto de vista para cualquier cosa, significaba enriquecer la perspectiva. Y la presencia de Cecilio SOMA para mí llegó con La Tapadera, para cuyo desarrollo resultaba conveniente su aportación, sin duda alguna. Le conocí a través de Valentín Hermano y enseguida Cecilio SOMA donó generosamente sus posibilidades de contribuir al asunto: gracias a él, por ejemplo, tuvimos desde La Tapadera contactos con desguaces o publicidad en la radio.

Cecilio SOMA se movía con soltura en cualquier medio, por muy farragoso que pareciera: tenía esa virtud[1] consistente en ver las cosas claras en medio de un fangal para la vista de alguien corriente, como yo.

Cecilio SOMA estaba dotado con aquella característica que le permitía una clarividencia que nada tenía que ver con el esoterismo… más bien era su capacidad para evaluar las cosas desnudas. En otras palabras, ser equitativo y justo en sus conclusiones sobre las personas. Por ejemplo, a Justino GILI le llamaba como al descuido dumper: una metáfora aguda y certera. La imagen del camión volquete se acercaba mucho a la verdad metafísica que se escondía tras aquella carita de niño bueno que practicaba Justino GILI.

La presencia de Cecilio SOMA siempre significaba un rato de risas garantizadas, porque su buen humor contagiaba toda conversación y todo negocio. A veces hablaba de su intención de declarar vehículo histórico el utilitario que manejaba normalmente: en realidad se trataba de un cacharro, pero reunía los requisitos legales para hacerlo… Cecilio SOMA era así, tenía habilidad de encontrar la fisura legal correspondiente a cada tema: que permitiera aprovechar unas circunstancias que a otros nos resultaban insulsas, amorfas o simplemente vacías. Creo que era licenciado en Derecho, pero no se le notaba: quiero decir que era una persona normal, sin la infinidad de lastres y castraciones asociadas normalmente por la Naturaleza a semejantes individuos. No era licenciado en Derecho “gracias a” sino “a pesar de” ser un tío normal y amigable.

Como buen buscavidas de resquicios, Cecilio SOMA intentaba rentabilizar lo aparentemente estéril. Debía de conseguirlo muchas veces, porque con frecuencia hablaba sin darle importancia de tal o cual negocio que había tenido éxito. Para mí no dejaba de ser digno de admiración alguien que supiera buscarse la vida de manera honrada en la jungla de una sociedad que sólo está para devorar cuanto encuentra. De alguna forma yo intentaba aprender de Cecilio SOMA para el incierto futuro que intuía me esperaba entre las jaurías que pueblan el planeta.

Lo que no acababa de comprender ni aún hoy me resulta fácil de encajar en aquel perfil de Cecilio SOMA era su condición de separado: probablemente fuera consecuencia de algún tipo de apresuramiento adolescente, de precipitación que luego le pasó factura. Una especie de engaño o autoengaño mutuo y recíproco con una mujer que le creía de otra manera… aunque puede que me traicione la memoria y Cecilio SOMA no fuera separado, no lo sé… En todo caso, era un ejemplo digno de ser tomado en cuenta: como alguien capaz de sobrevivir con dignidad en un entorno hostil… gracias a la imaginación y sin perder el buen humor.



[1] Que podríamos atribuirles a los renacuajos.

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
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