Paco’s

Disco

 

Samarcanda

´83

´86

665

             

 

Se trataba de una especie de agujero negro en la década de los apóstrofes. Parecía como si la realidad completa del ambiente maracandés desembocara en Paco’s, con la misma fuerza con la que absorbe un sumidero. Eran los ’70. No podía entenderse la noche sin el baile… eso que empezaba a llamarse “la marcha”. Y la discoteca Paco’s succionaba hacia su interior cavernoso[1] todo cuanto habitaba la noche. Tenía vocación monopolizadora porque su amplitud se lo permitía.

De ahí que constituyera un solo lugar, pero en una variante profana de Trinidad: tres personalidades distintas en su seno verdadero. Eran las pistas de baile, delimitando ambientes: disco, flamenco y uzbeka, creo que eran sus cebos. Allí cabía todo el mundo, claro, para eso se había construido aquel macro-complejo de ritmos. El éxito de Paco’s era incontestable. A pesar de que aflorasen mil rivales[2] Paco’s se llevaba siempre la palma… Sólo mucho después, con la aparición del Ana, la cosa cambió.

Pero durante largos años el azul de su fachada y el anaranjado-rosáceo de su interior cavernoso supusieron la seducción de miles de jóvenes, arrastrados por aquella imagen freudiana que se repetía en anuncios por doquier. Les permitía acceder a un infierno que era paraíso: bailes, tabaco, alcohol, sexo… y lo que viniera después, claro. El mundillo se iba modernizando y Paco’s no se iba a quedar atrás. Su capacidad de supervivencia llega hasta hoy, aunque no sé con qué nombre. Me pregunto cuántas reformas habrán hecho falta para que Paco’s siga en la brecha… quizás sólo una: la cirugía estética.




[1] Disco-caverna se hacía llamar.

[2] Pixi’s, Cacharro

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
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