Álvaro Lorenzo

FLACO

Samarcanda

´84

´89

181

           
 

 

Álvaro Filología, Álvaro Lorenzo FLACO y Vicente GAMA constituían un gran triunvirato: iban a ser la hostia. Habían creado su grupito elitista y excelente, en el que eran genios de la realidad completa. Vicente GAMA sin ínfulas, algo así como la hermana fea… pero ellos dos con una suficiencia palmaria.

Después llegó el paso del tiempo: a Álvaro Filología, la gran promesa[1]… ese tiempo le convirtió en una simple anécdota en el currículum… diluido en el desierto de los años.

Lo peor, sin duda, fue lo de Álvaro Lorenzo FLACO: se jactaba de codearse con Álvaro Filología [2] y de ser él mismo una potencialidad infinita: según decía, su vida de corredor de media distancia había inspirado una novela (ajena, claro).

Además estudiaba Filosofía, lo que significaba estar en la cumbre del saber[3]. Hacía circular sus escritos casi como un contrabando: alguna vez cayeron en mis manos. Se pretendían malditos a fuerza de ser clandestinos… aunque de calidad, sin ser malos, no llegaran a ser gran cosa.

Por no hablar, claro, de sus experiencias vitales: elevadas a rasgo de epopeya por su forma de idealizarlas. En el colmo de lo sublime, una vez Álvaro Lorenzo FLACO robó (más bien recogió) un retrete de un contenedor repleto de escombros procedentes de una obra. Contado por él, parecía la batalla de las Termópilas… a fuerza de intentar hacer sublime una vida tan mediocre como sus ínfulas, pretendidamente intelectuales.

Así era Álvaro Lorenzo FLACO: pasó el tiempo… “del parto de los montes nació un ridículo ratón”[4]. Según mis noticias, Álvaro Lorenzo FLACO sin mayor trascendencia acabó dando clases de Filosofía en el instituto de algún pueblo. Lo más cerca que llegó a estar en la élite del mundo la gente de esta cuadrilla… fue Dámaso Filosofía, el hermano pequeño de Álvaro Filología: llegó a hacerse un hueco en la plantilla de la Facultad de Filosofía. Pero ya era de la generación de Lucas Marcos PÁGINA.

Sobre la supuesta genialidad de Álvaro Lorenzo FLACO[5], sólo ha quedado la pretensión… como de tantos otros que no llegaron a ser ni tan siquiera cola de ratón.



[1] Una vez llegó a ganar un concurso de cuentos del Ministerio de Educación: por eso prometía.

[2] Como si eso fuera algo equivalente a una figura legendaria… no sé, por ejemplo, ser mamporrero de un actor de Hollywood.

[3] Si lo hacía él, claro. Cuando empecé yo la carrera, se dirigía a mí como a un pensador de segunda categoría.

[4] Según reza el clásico.

[5] Confidencia entre risitas monjiles.

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
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