Araceli

GASA

   

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Araceli GASA era una prosopopeya de la despreocupación en aquella época. De natural risueño y siempre presta a la fiesta. Quizá por eso, por compensación, su mejor amiga era Ofelia COSE, una versión más filosófica de Tristón[1]. La música y la cerveza eran las dos pasiones de Araceli GASA… ella misma: una admiración constante por el mundo circundante.

Quizá por eso los rasgos físicos de Araceli GASA iban acordes: los ojos saltones eran vanguardia de su ser, que podría resumirse casi en la metáfora de la esponja. Araceli GASA participó de la pantomima de las becas internacionales, esa especie de timo institucional con apariencia de beca: algo tan impresentable como una limosna, una condescendencia del Estado hacia quienes se arrastrasen lo suficiente.

Araceli GASA estuvo en Italia, mandó postales y después desapareció. Dejó de ser amiga de Ofelia COSE y nunca más volvió a saberse de su paradero, salvo que terminó la carrera.

Probablemente maduró, como le correspondía… pero con esa condición que ocurre a veces: la de empezar una nueva vida alejada de las locuras de juventud, que en su día fascinaron a Araceli GASA… quien consiguió convertirse en una persona normal. Algo que muy en el fondo viene siendo el objetivo más o menos consciente de tod@ filósof@.



[1]En los dibujos animados infantiles de mi infancia era la hiena que siempre acompañaba a Leoncio “el león”.

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
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