Cecilia

 

Derecho

Chirchiq

´86

´87

240 

             

 

Ignoro cómo fue exactamente la llegada de Cecilia Derecho a mi ámbito de influencia, por así llamarlo. En principio podría rastrearse su aparición recurriendo a lo más plausible, que era su origen de Chirchiq… al pertenecer a la misma generación de todo aquel colectivo de nuestra promoción de Filosofía, seguramente por ahí debía de estar su llegada: alguna coincidencia en fiestas universitarias o circunstancia similar hizo que recalara en uno de los espigones de nuestro puerto… aunque como veremos no tuviera más entidad que la de una embarcación deportiva.

Cecilia Derecho era en todos los sentidos una chica normal… lo que en nuestro entorno significaba tanto como irrelevante. ¿Qué la hizo pasar a formar parte durante una temporada de nuestra particular versión del Club de la serpiente[1]?

El puente levadizo que había cruzado para salvar aquel foso temible repleto de monstruos… ni más ni menos, fue enrollarse con Jesús Manuel LAGO. Esto le otorgaba a Cecilia Derecho un salvoconducto que le permitía desenvolverse entre nosotros con toda naturalidad, a pesar de encontrarse a años-luz de distancia de todos, intelectualmente hablando.

Más que nada por la diferencia de intereses… nada que ver con una hipotética superioridad de la sabiduría respecto a lo jurídico. Ésta sería una cuestión que requeriría todo un tratado para dilucidar los matices y las diferencias… y no es éste el lugar adecuado.

Lo cierto es que la tratábamos con naturalidad y sin ningún tipo de desplantes. Nadie le reprochaba su condición de aspirante a jurista, ni de mente pacata o de ideas decimonónicas, como tampoco su origen de Chirchiq. Aunque en muchas ocasiones quedaban patentes los diferentes planos de realidad en los que nos movíamos, se lo achacábamos al hecho indiscutible de que tiene que haber infinidad de matices en la existencia humana. Infinidad de perfiles y personas que viven de múltiples formas distintas, lo que contribuye a la riqueza cromática del mundo… aunque a veces aquello, de hecho, devaluara la validez del conjunto de la sociedad.

Era un mal menor, una necesidad de aprender a convivir con elementos como Cecilia Derecho, preñados de una normalidad aburrida… tanto como lo era su gesto conformista y la risa desganada de la propia Cecilia Derecho, que parecía vivir con distancia y displicencia, sin tener más implicación en la vida misma que las cuestiones materiales.

Nunca llegué a tener con ella conversaciones en profundidad, no se prestaba a debatir temas que estuvieran más allá de lo superficial o lo inmediato… pasaba como de puntillas por aquellas reuniones en las que se dilucidaban auténticos paradigmas: como la Estética o la Historia de la ciencia.

Un buen día Cecilia Derecho desapareció, lo que imagino para ella significaría un alivio: el de no tener que volver a vernos o soportarnos. Por parte de Jesús Manuel LAGO imagino que también sirvió para quitarse de encima aquel peso muerto que en realidad era Cecilia Derecho. Sus mohines pretendidamente coquetos, con los que claramente se intuía su pretensión de seducir a la concurrencia, resultaban tan dignos de compasión como patéticos… aunque justo es decir que completaban a la perfección su estrabismo y el gesto torcido de su rostro cuando reía.

Su mayor valor en aquel ambiente enrarecido consistía en ser íntima de Remedios COLGADA[2]. Ellas pensaban en cambio que constituían un tándem interesante… hasta tal punto se encontraban alejadas de nuestra realidad particular.

Era el ’87… creo que Jesús Manuel LAGO con aquella relación se despedía definitivamente de su vida anterior, centrada en la mecánica del automóvil. Seguramente inició la relación con Cecilia Derecho en correspondencia directa con aquel asunto de la vida normal que hasta entonces había practicado… en consonancia con el rol que había venido desempeñando…

Pero bien pronto se aburrió, sin duda, de semejante panorama. Algo que tampoco resultaba extraño, teniendo en cuenta el horizonte que se empezaba a abrir ante sus ojos. Creo que fue Araceli BÍGARO quien llegó al corazón de Jesús Manuel LAGO para sustituir a Cecilia Derecho. Sin duda, una historia bien distinta…



[1] Denominación que nos regaló Javier Roberto BOFE por las similitudes que a su entender guardaba el grupo con el de los protagonistas de Rayuela de Julio Cortázar.

[2] Quien a su vez tenía carta blanca por su doble condición de filósofa en potencia y amor platónico de Alejandro Marcelino BOFE.

 

 

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