Aunque de cara fuera poco agraciada, Emilia RICA lo suplía de sobra con su simpatía. Compartíamos inquietudes en la Facultad de Derecho y la conocí gracias a Vicente GAMA. Después vino el episodio del velatorio improvisado en su casa, para acompañar a FIJO cuando murió el padre de éste.

Para Emilia RICA era frecuente la risa. Por lo general tenía tan buen humor que resultaba grata su compañía… una especie de oasis en el desierto que era la Facultad de Derecho.

Coincidencias de su biblioteca: gracias a Emilia RICA pude leer Los hermosos vencidos, la primera novela de Leonard Cohen. En su día me resultó todo un descubrimiento. Emilia RICA era aficionada a la literatura. Más de una vez charlamos sobre el tema, una de mis inquietudes permanentes.

Durante las movilizaciones del ’85 en la Facultad de Derecho, Emilia RICA estuvo implicada y debido a las reivindicaciones tuvimos un poco más de comunicación. Para mí Emilia RICA significaba una especie de sueño inalcanzable. Se encontraba totalmente sumergida en un mundo adulto. Para mis ojos de niño recién salido del cascarón resultaba completamente lejano.

Cuando en el curso ’85-’86 cambié de Facultad, perdí su pista definitivamente. Supongo que era uno de los precios que yo debía pagar por el rito iniciático de mi inmersión en la filosofía. Lejos de esa realidad de cartón-piedra que es el Derecho, un pantano en el que con frecuencia naufraga cualquier vida.