Ignacio

TACO

 

Qûqon

´94

´95

367

             

 

Tenía tan buenas intenciones como parcos conocimientos. Joaquín Marqués me remitió a Ignacio TACO con el fin de intentar una solución para mis dolencias[1]. Ignacio TACO era un homeópata cargado de ganas, pero con escasa formación. También tecnología barata para impresionar al populacho.

Sólo tuvimos un par de encuentros. Lo suficiente para que me orientara acerca de cómo llevar una vida más sana. Por supuesto le hice caso, si no ¿qué sentido habría tenido ir a visitarle?

Así fue como inauguré una nueva etapa de mi vida. Libre de alcohol y toda droga… Además, temporada vegetariana. Esto último me duró un par de años. Lo suficiente para desintoxicar sobre todo mi mente. La ausencia de alcohol duró un poco más de dos años. Finalmente La Tapadera y el Idiota me llevaron otra vez a la senda de la “perdición”.

Ahora el mundo que Ignacio TACO puso ante mis ojos me suena casi a irreal. No sé, ficticio u onírico: como si en realidad lo hubiera soñado. Lo cierto es que resultó efectivo. Quizá fuera casualidad… o que coadyuvó el cambio en mis costumbres sexuales.

Finalmente aquí estamos, contándolo como un episodio pasado. Puede que más allá de dietas y/o remedios naturales, lo fundamental de Ignacio TACO fuese el ritmo pausado que les imponía a las cosas. El carácter angelical que rezumaba, más allá de los innumerables títulos académicos heterodoxos que le colgaban de las paredes.



[1] Hematurias desde el ’91.

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
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