José Leandro

FACUNDO

 

Samarcanda

´84

´98

405

             

 

José Leandro FACUNDO y yo coincidimos estudiando Derecho. Creo que finalmente acabó la carrera… aunque dudo que haya llegado a ejercer. Su don de gentes, que lo tenía, lo dedicaba a tareas más gratas que buscar clientela.

La suerte quiso poner en las manos de José Leandro FACUNDO la condición de locutor de radio. Un trabajo que no hacía mal en absoluto.

Además de ser de buena familia, las circunstancias le fueron sonriendo… algo que iba muy acorde con su carácter risueño y desenfadado. Solíamos charlar sobre toros, porque él era tan acérrimo defensor como yo detractor. Muchas horas de conversación amigable sin llegar a ningún acuerdo. A pesar de esas diferencias nos llevábamos bien. De ahí que cuando, al pasar los años, volviera a aparecer en mi horizonte, no me disgustó retomar las charlas.

José Leandro FACUNDO se había encumbrado un poco más a su carácter de pijo, lo que en un día de coincidencias llegó a encandilar a Mina ESCABECHE. Acabaron emparejados, pero por lo que llegué a saber… sin éxito perdurable, sin solución de continuidad.

Poco a poco José Leandro FACUNDO se fue difuminando en el horizonte, como tantos otros. Representaría la parte amable y renovada de una sociedad anquilosada, como es la maracandesa. Siempre presta al zarpazo inhumano. Igual que el matador de toros, sin piedad por su víctima.

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
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