Entre los habituales del primer Idiota estaba Ladislao FUERA. Era un tipo solitario que cada día iba a tomarse una copa o un par. Alejado de la barra, en su mesa de siempre. Pedía su combinado y se marchaba al rincón de la meditación alcohólica. Muchas veces escribía durante largo rato. Otras no, sólo contemplaba el panorama, escuchaba la música y disfrutaba del ambiente… hasta que finalmente se marchaba.

Algunas veces hablaba con Tadeo Esquizofrenia, el camarero, pero por lo general era de pocas palabras, aunque amables. Según creo era un profesor de la UdeS que tenía el Idiota como reducto para meditar y alejarse de su casa. En una de esas ocasiones, redactó un retrato de Tadeo Esquizofrenia. Traza con finas líneas impresionistas y naïf los infinitos colores que caben en una burbuja de sueños y libertad, más allá de la materia.

Como Ladislao FUERA había infinidad de elementos pululando anónimos por la ciudad, que nunca llegaron a darse a conocer. Quizá su presencia inmaterial, su energía circulante, servía para eclosionar más de una noche memorable que tuvimos alguna vez los demás. Pensábamos ingenuamente que se debía a nuestra propia inspiración… cuando en realidad era un regalo del Cosmos.