Ojos achinados, nariz aguileña, cara un poco deformada por alargada, labios insinuantes, pelo largo y lacio. Color de la mirada: azul claro.

Siempre risueña, Laura Ref. Navajo era una especie de oasis para las noches plagadas de empujones en los bares atestados de gente. Le gustaba bailar, tomar cerveza, fumar porros y gastar las noches en la tarea de animar el ambiente maracandés. Un pasatiempo como otro cualquiera.

Lo mejor de Laura Ref. Navajo es que[1] tras su relación de camaradería en los garitos no se proyectaba la sospecha de nada remotamente erótico. Eso nos quitaba a todos un peso de encima. A todos, incluida Laura Ref. Navajo, nos gustaba la situación. Era saber a qué atenerse, aunque su físico y su manera de ser resultaran atractivos.

Pero Laura Ref. Navajo no le pedía grandes cosas a la vida. En alguna de mis libretas está anotado su deseo para el genio correspondiente… una caja de refrescos de limón para el 6 de enero. Lo cierto es que las chispas de la risa de Laura Ref. Navajo se asemejaban asombrosamente a las burbujas que regalaba el refresco de limón durante las resacas.

Laura Ref. Navajo era un aliciente para seguir adelante. Sólo por existir alegraba la vida y el ambiente, aunque puede que en aquella época llegara a gastar toda su risa… quizá a día de hoy ya no le quede ni un ápice.