Lauren

BAJA

 

Suecia

´90

´91

453

             

 

Debido a toda la cuestión de los buitres maracandeses, cuando conocí a Lauren BAJA me vi en una especie de encrucijada, de tesitura de difícil resolución. Aunque me resultaba físicamente atractiva y además tenía inquietudes estéticas afines, yo me negaba a caer en el esquema de tirarle-los-tejos-a-una-guiri. En cierta ocasión organicé en su honor una proyección privada de la lectura de mi tesina en un bareto… lo que da una idea de sus inquietudes por el mundo del tango.

El hecho de que ella fuera sueca[1] para mí significaba un conflicto atracción-repulsión. Sin embargo, teníamos inquietudes comunes y esto me hacía dejar de lado prejuicios e ideas caducas, rancias y maracandesas en general. A pesar de todo, no hablábamos el mismo idioma[2]. Al menos no nos entendíamos en el mismo plano de la realidad.

Un día de desvarío e inspiración etílica fui hasta su casa para invitarla a un itinerario improvisado sobre la noche. Quizá intuyendo mis verdaderas intenciones no llegó a participar de mi propuesta, quedando el asunto definitivamente postergado sine die, hasta el punto de desaparecer no sólo dicho plan, sino cualquier otro.

Semejante declaración de intenciones por mi parte obró el milagro de la desaparición definitiva de cada uno de la vida del otro. Sólo ha quedado un rastro literario de Lauren BAJA, un escrito con el que pretendí explicarle el sentido profundo de la uzbekidad como conflicto de intolerancia latente y permanente.

La figura de Lauren BAJA, difuminada en la neblina de unos tiempos más aciagos de lo previsto… sólo se encuentra por Internet (sin foto).




[1] Con la carga histórica que esto tiene en Uzbekistán.

[2] Dicho sea esto simbólica, metafóricamente… pero no referido al idioma, que Lauren BAJA dominaba a la perfección.

 

 

Sonido

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