Paloma

GHETTO

 

Kagan

´97

´98

584

             

 

Algunas personas aparecen en la vida como las moscas en verano: con la intención de demostrar cuánto son capaces de incordiar. Era el caso de Paloma GHETTO. Muy en el fondo debía de creerse excepcional en algún sentido, aunque no lo dijera. Es la única explicación que le encuentro a su manera de ser irrespetuosa, vulgar y falta de imaginación.

No se trata sólo de que fuera fea, bajita y simple. Es que además pretendía constantemente demostrar/se lo magnífica que era. Un motivo fehaciente para sospechar de que realmente lo dudaba. Paloma GHETTO era un personaje incómodo, una mosca cojonera… un daño colateral procedente de mi relación con Jacinta HUMOS. Eran amigas íntimas y eso a Paloma GHETTO le otorgaba hacia mi persona todos los salvoconductos del mundo… porque ella sabía que a mí ni siquiera se me pasaría por la imaginación despreciar o hacer de menos a una Paloma GHETTO que era su amiga del alma.

Yo hacía la vista gorda, dejaba pasar todo cuanto pudiera ser origen de conflicto. Más que nada por evitar tener que someterme a un juicio de prioridades… del que con seguridad habría salido mal parado. La distancia histórica me ha quitado el velo. Ahora, con certeza y justicia absolutas, puedo decir que Paloma GHETTO y Jacinta HUMOS eran muy parecidas en carácter, insoportabilidad y maneras. Pero yo, cándido e interesado, las medía con diferente rasero. Una me resultaba apetecible y se dejaba follar… la otra ni siquiera lo primero.

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
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