Pascualito

 

Punkie

 

´87

´89

554

             

 

Como es clásico achacarles a los adolescentes[1] prácticas nocivas socialmente hablando, Pascualito Punki se había unido al grupo de los díscolos y contestatarios. Más que nada para reafirmarse en una personalidad que aún no conocía, pero quería inviolable. Por eso se declaró marginal y empezó a actuar como tal.

Imagino que eligió ser punki porque era lo que más podía disgustar a sus padres, no porque tuviera tendencias intelectuales cercanas a ese movimiento contracultural. Pascualito Punki, para demostrarse a sí mismo que era capaz de pasarse por el forro a la sociedad completa… en los momentos de dieta difícil[2] llegó a devorar ante mi propia vista latas de comida para gatos. Un auténtico manjar para según qué ocasiones.

Coincidir con Pascualito Punki era pintoresco, porque en él se daba un cóctel de curiosa combinación. Conciencia crítica y punk… junto con una absoluta falta de conciencia. Pascualito Punki no lo sabía, pero él era todo pose. Fachada de quien pretende adoptar la personalidad de su disfraz, por carecer de una. Al poco tiempo de ser el más punki del mundo, conoció a una chica que le hacía caso… a partir de entonces se convirtió en el más pijo del mundo.

La anécdota sirve para ilustrar con su ejemplo las calles de Samarcanda, una ciudad que por lo general se encuentra llena de disfraces… aunque pocas veces puede encontrarse un cerebro bajo la cáscara social. Al menos, uno que funcione. Como máximo suele encontrarse un resorte.




[1] Criaturas tiernas e inmaduras de la raza humana.

[2] Por escasez de alimentos, me refiero.

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
Todavía no tienes una cuenta? Regístrate ahora!

Entra a tu cuenta