Remedios 

Pedagogía

Samarcanda  

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En el fondo de cada pedagog@ late una madre en potencia, porque la pedagogía actual es una especie de maternidad sublimada, que va más allá del sexo de quien la practica.

Pero hay una cierta confusión de conceptos. Si en un principio la Pedagogía utilizaba la táctica de disfrazarse de mentalidad infantil para acercarse así mejor a sus potenciales víctimas, posteriormente acabó confundiéndose con su propio disfraz. Lo creyó su seña de identidad, hasta convertirse en lo que actualmente es: una técnica infantiloide que se pretende ciencia, amparándose en una jerga poco menos que incomprensible, cuando no ridícula.

Remedios Pedagogía estaba inserta en este aspecto de la Pedagogía, que como en la mayor parte de los casos resulta un arma. Interesada en troquelar futuros ciudadanos cotizantes, dóciles y sumisos. Algo a lo que los pedagogos, generalmente buena gente, sirven casi siempre sin conciencia de ser instrumentos que perpetúan el estatus social.

Alegre, dicharachera, simpática… Remedios Pedagogía reunía todas las características que generalmente identifican a este colectivo. Encarnaba sin mayor problema el espíritu pedagógico actual, antes apuntado. Charlar con Remedios Pedagogía resultaba refrescante y espiritualmente renovador, por lo que tenía de “descarga intelectual” para los atormentados espíritus filosóficos que compartíamos entonces Facultad con los pedagogos.

Remedios Pedagogía y todos sus equivalentes[1] resultaban en fin una especie de espejismo de la sabiduría. Remedos descafeinados de lo que en su día fue el gremio de quienes despiertan las conciencias. Nada menos que allá por la Grecia clásica. Un colectivo tan vacío de contenido hoy en día[2] como lleno de iniciativas fútiles, imprescindibles para el descanso de la conciencia.

En el fondo Remedios Pedagogía era embajadora de una idea que antes o después tenemos que aprender a disfrutar. No se puede estar pensando constantemente. Como si la Pedagogía estuviera para las desconexiones cerebrales, cuando debería ser todo lo contrario…

Finalmente, claro, Remedios Pedagogía formó su propia familia en la que a buen seguro aplicaría todos los conocimientos hasta entonces adquiridos y atesorados por ella[3] para conseguir un núcleo hogareño tan feliz como vacío. En su camino, sin embargo, se cruzó un cáncer. Pero imagino que lo superó con la fuerza arrolladora y la risa que siempre traía a manos llenas.

Entre los recovecos de su alegría se adivinaba un verdor que contagiaba las ganas de que todo sea distinto algún incierto día. Cuando la Pedagogía haya dejado de ser de cartón-piedra.



[1] La mayoría de los habitantes del planeta Pedagogía.

[2] Aunque rico en jerga y técnicas supuestamente innovadoras.

[3] Fortuna de calderilla.

 

 

Sonido

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