Rosa

LILA

 

Samarcanda

´90

 ´99

615

             

 

De carácter nervioso y alocado, si Rosa LILA era delgada sólo había un motivo: el espíritu que acompañaba su cuerpo no lo dejaba crecer. Rosa LILA iba girando sin rumbo por el Universo, quizás sin un objetivo claro ni una meta predefinida. Con esa inconsciencia adolescente tan vacía (de contenidos) como llena (de actividades e inquietudes).

A Rosa LILA le gustaba fumar y ver películas. Salir alguna vez de copas, hacer punto de cruz, vida familiar y sobre todo vegetar ante la televisión. Viendo pasar las horas a su alrededor sin más beneficio que el envejecer de las cosas y (de rebote) de las personas.

Quiso la casualidad que cayera en un lugar que por su formación informática era propicio para acogerla laboralmente. Allí conoció a Joaquín Pilla Yeska. Un par de citas, alguna velada romántica y antes de que pudieran darse cuenta ya estaban de pleno en la dinámica conyugal a sus veintipico años. Lo podríamos llamar “La parejita, S.A.” Un núcleo duro con la suficiente consistencia para asentar en conjunto lo que hasta ese momento habían sido dos individualidades sin control. Sentar la cabeza, vamos. Porque a partir de entonces sus vidas se zambulleron en una complaciente monotonía: ya no tenían nada que buscar, puesto que habían encontrado un objetivo por el que vivir.

Desde entonces las cosas irían madurando por sí mismas, casi ajenas a la voluntad de los implicados. Según una programación social que[1] se iría cumpliendo a rajatabla, como un reloj. Así fue. Poco a poco lo que hasta entonces había sido cotidiano, se fue convirtiendo en excepcional. Las infinitas locuras que cabían en la ocurrente cabeza de Rosa LILA[2], dejándose llevar por las ocurrencias y las apetencias muchas veces iconoclastas, pero siempre divertidas.

Antes de que ellos (y también todos los demás) pudieran darse cuenta, las veladas se habían convertido en tardes inacabables y vacías. Tumbados en el sofá. Mirando películas o escuchando tangos (en ocasiones, ambas cosas a la vez) y consumiendo porros en cantidades capaces de anestesiar la voluntad de cualquiera. Entonces Joaquín Pilla Yeska decía: “¡Uy, qué pedo estoy! Me parece que me voy al marco…” –se dirigía hacia la puerta del salón y allí, de pie frente al marco de la puerta, inclinaba el cuerpo de manera que la cabeza reposaba sobre aquella madera amiga. Ésta, inmóvil, le proporcionaba una estabilidad que el cerebro le negaba. Rosa LILA se partía de risa y todos con ella. Haciéndole los coros celebrábamos la fiesta constante de ser jóvenes.

Habían creado un núcleo familiar. Algunas veces jugábamos al Pictionary, estallando en miles de carcajadas que contenían infinitas complicidades. Éramos simplemente felices, felizmente simples. Y todo giraba alrededor de aquel domicilio de Rosa LILA y Cecilita Quelocura, su hermana. El paso del tiempo hizo que la evolución natural de los acontecimientos llevara hacia una reorganización de la vida de Rosa LILA. Junto a Joaquín Pilla Yeska iniciaron, tras celebrar su matrimonio, una aventura empresarial relacionada con proveedores de Internet, satélite de la informática. La formación académica de Rosa LILA y la vocación autodidacta de Joaquín Pilla Yeska.

Todo esto sería aproximadamente allá por el ’93. Por lo que sé, sobrevivió hasta bien entrado el siglo XXI. El panorama descrito le sirvió seguramente a Rosa LILA para descubrir su verdadera vocación personal[3] y desarrollarla a conciencia. Llevando de la mano a un complacido Joaquín Pilla Yeska que a buen seguro antes no sabía que quería esas cosas. Pero gracias a aquel encuentro había descubierto también el sentido de su propia vida, hasta entonces escondido. Rosa LILA pasó a ser lo que se considera socialmente una persona digna y capaz ¿¡quién se lo iba a decir a ella!? Si lo hubieran hecho, seguramente no les habría creído…



[1] Al tener en cuenta también factores biológicos.

[2] Casi siempre carente de impulsos cerebrales.

[3] La profesional creo que la tenía clara bastante antes.

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
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