Satur

ARCO

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´99

630

         

 

Supongo que Satur ARCO seguirá moviendo ágilmente los dedos por encima de un teclado. Así le conocí. Como pianista que dedicaba su día completo a la investigación, la interpretación y también a las clases particulares (por aquello de la supervivencia). Satur ARCO vivía en un piso antiguo, con grandes espacios y algunos detalles cutres de la Samarcanda ancestral. Pero su casa era “musicalmente acogedora”, estaba impregnada de energías armónicas que iban más allá de su megalomanía. Algo por otra parte habitual en personas de altas miras como lo era Satur ARCO.

La casualidad fue lo que me llevó a entablar amistad con él. Afinidades creativas y también gracias a Esme Tûrtkûl, por aquel entonces pareja de Satur ARCO.

Intercambiar puntos de vista y conversaciones con Satur ARCO resultaba interesante, aunque en muchas ocasiones no estuviéramos de acuerdo. Es probable que nuestra amistad hubiera ido a más si no hubiera tenido lugar aquel episodio en el que Esme Tûrtkûl me utilizó sexualmente como toque de atención en su relación de pareja. Con los cuernos de por medio, el futuro de Satur ARCO conmigo como colaboración artística desapareció antes de haber empezado siquiera. Sin embargo, cuando charlábamos había en el ambiente una especie de comunicación estética que iba más allá de las palabras. Algo así como vibrar en un mismo plano estelar.

No en vano habíamos llegado al paraíso en la misma nave, aunque hubiera sido por separado.

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
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