Una “pedagoga comprometida” es calificación que a Tania Ref. Salvador MAÑO le vendría que ni pintada. Disfrutaba de todas las actividades o los actos encaminados a reivindicar justicia social porque abundaban en su carácter, su manera de ser. Para conseguir algo en este sentido, había elegido el camino de la educación. Como arma que permite ayudar a formar personas con espíritu crítico.

Es cierto que era fea: prognática, ojisaltona, gafas culo de vaso, estrábica, un poco deforme… nada importante en la esencia, aunque algo incómodo a la vista. Seguramente a ella le pareciera incluso bien, conveniente ser así. De esta forma la atención de los demás no se desviaba de lo realmente importante.

Durante las movilizaciones del ’87 era la pareja de Salvador MAÑO[1] y juntos estaban presentes en todos los actos reivindicativos. Fue Tania Ref. Salvador MAÑO quien me bautizó otorgándome Hilario como nombre de clandestinidad. Así yo también me sentía un poco más comprometido.

Además fue una de las damas de honor que un día cualquiera del encierro, a las 8 de la mañana, entró en la cafetería de la Facultad de Filosofía, tras una noche en vela… con el fin de  imponerme “formalmente” el título honorífico y vitalicio de Catedrático de mus[2]. Una banda hecha con papel higiénico y decorada con tizas de colores. Típicas actividades de pedagogos, siempre prestos a animar el cotarro. Seguro que lo sigue haciendo con sus alumnos, aunque los tiempos hayan cambiado tanto.