Paqui

Ref. Fermín Pianista

 

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Habrá quienes opinen que las voces carecen de personalidad, porque no son nada si no están encarnadas o poseyendo a un ser humano: discrepo por completo de semejante punto de vista y me parece que el ejemplo de Paqui Ref. Fermín Pianista resultaba demostración indiscutible, hasta el punto de que les habría hecho cambiar de opinión si hubieran llegado a conocerla.

Yo había oído hablar de Paqui Ref. Fermín Pianista en múltiples ocasiones, como no podría ser de otra manera en un pueblo como Samarcanda: aunque grande, conserva todas las taras de una localidad trufada de pueblerin@s. Entre dichos vicios cabe destacar aquél que consiste en clasificar a la gente en grupos, colocándoles así una etiqueta y dando por supuesto el resto, privándoles por tanto de personalidad y mereciendo por lo mismo el desprecio genérico, sin más contemplaciones.

Pero el caso de Paqui Ref. Fermín Pianista era distinto, porque tras la aparente fragilidad de su físico flacucho, su rostro algo descompensado (asimétrico) y las maneras ligeramente ordinarias que la caracterizaban… se escondía un tesoro inclasificable: su voz. Daba igual dónde fuera: cuando Paqui Ref. Fermín Pianista empezaba a cantar los rincones del local se vaciaban del vacío… su voz era tan envolvente como inevitable. Empezando a cantar, hacía desaparecer todos los demás sonidos del ambiente: porque probablemente siguieran ahí, pero uno ya no los escuchaba. Desaparecían porque el umbral de percepción se restringía a la voz de Paqui Ref. Fermín Pianista: ni por encima ni por debajo podía oírse nada, pues automáticamente el propio cerebro hacía desaparecer todo cuanto no fuera ese acogedor sonido: la bendición de una caricia estética para cualquier cerebro, que se daba cuenta en ese mismo instante de que todo lo demás en la vida era sólo maltrato.

Uno se preguntaba cómo podía haber vivido hasta entonces sin escuchar tal maravilla, en caso de que fuera la primera vez que lo hacía; cuando ya era asiduo y devoto, le parecía una eternidad el tiempo transcurrido desde la última vez… y ya estaba temiendo el abismo que se abría hasta la siguiente. Uno la necesitaba ya como la droga que era, capaz de hacer olvidar la realidad toda. Paqui Ref. Fermín Pianista reía desenfadada, sabiendo que era poseída por una voz que necesitaba de una persona para poderse expresar. A Paqui Ref. Fermín Pianista le confesé alguna vez que yo estaba enamorado de su voz, aunque también le dije que esto nada tenía que ver con ella; ni con su personalidad, que me parecía escasa y algo apocada… y mucho menos con su cuerpo.

Puede que de los múltiples amores platónicos que han ido jalonando mi vida, el más diáfano y nítido haya sido el que sentía por la voz de Paqui Ref. Fermín Pianista, pues nada físico contaminaba o impedía la inmediatez de mi sentimiento: cuando la voz de Pepa llenaba el aire en mi presencia, desaparecía todo lo demás… también la propia Paqui Ref. Fermín Pianista, sólo un instrumento, una mediación. Ella se reía, probablemente porque al ser pareja en múltiples sentidos de Fermín Pianista, ya sabía cómo iban las cosas en la cabeza de un filósofo. Por eso es más que probable que a mí Paqui Ref. Fermín Pianista no me tomara en serio: tampoco yo lo pretendía. Sólo esperaba la ocasión para volver a ver aquella voz deslumbrante; quizás adivinando o temiéndome que llegaría un día como el de hoy, en que ya sólo es recuerdo.


 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
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