KAGAN

KA – 1.4.

Generalidades

saharauis

Zona   Plano elevado

1964

074

 

 

PLANO ELEVADO

Dentro de la oferta de zonas de esparcimiento para el populacho, adyacentes al pueblo, una de las emblemáticas y tentadoras[1] era Plano Elevado. Se encontraba ya en el límite con lo que era el monte propiamente dicho, justo marcaba la frontera de la civilización. Subiendo desde El Pestiño[2] se llegaba a un promontorio con una vista privilegiada, lleno de aire puro y diáfano: no en vano había sido elegido como enclave para construir una clínica para enfermos de tuberculosis.

Allí parecía detenido el tiempo, como si los relojes hubiesen desaparecido de la faz de la tierra. De hecho aparte del sanatorio sólo un par de detalles recordaban la existencia del mundanal ruido, de las miserias humanas: una de las viviendas que había junto al enclave[3] y un monolito, impresionante para mis ojos infantiles. Era un peñasco con placa conmemorativa, que recordaba cómo en una ocasión allí se había estrellado un avión… probablemente con el resultado de la muerte del piloto[4].

El viento propio de la naturaleza del lugar convertía el paisaje en algo fantasmagórico. Era un plano que se encontraba a considerable altura[5] y esto marcaba su carácter telúrico, su personalidad geográfica.

Los campos circundantes[6] aportaban una lección de humildad sólo comparable a la divinidad superando la conciencia. Supongo que de ahí arrancaba el éxito de Plano Elevado entre las élites de la dictadura tras la guerra… una de esas lecciones de humildad que tanto gustan a quienes se creen por encima de todo[7] para sojuzgar al pueblo sin remordimientos.

El caso es que por todo lo antedicho… llegar a Plano Elevado y permanecer allí un rato daba la impresión de ser una dulce penitencia que te reconciliaba con el Cosmos.

Los domingos por la tarde, cuando iba con mis padres de visita por algún pueblecito cercano… siempre encontrábamos lisiados o mutilados a quienes compadecer. Gente con historias tristes: malformaciones congénitas, guerras, errores médicos…

En Plano Elevado también encontramos alguna vez una de estas personas: se trataba de un hombre cuyo hijo había sido borrado por un golpe de mar de la cubierta del barco en el que estaba haciendo el servicio militar. Recuerdo sus inconsolables lágrimas mientras nos lo contaba… yo miraba el absurdo de la piedra que se había llevado a ese otro piloto: también muerto, aunque tan lejos del mar… De alguna manera, mi imaginación reunía aquellos dos muertos en un territorio etéreo… que en ese entorno yo identificaba intuitivamente con un cielo que nada tenía que ver con el firmamento.

La amargura de aquel hombre contagiaba empatía, sin duda… pero sembraba la duda en las mentalidades pusilánimes[8] y quizá por ese temor a un contagio futuro, en un tiempo incierto… tras haberle encontrado allí un par de veces, cambiamos las costumbres (horarios, itinerarios) y no volvimos a verle jamás.

Poco sospechaban entonces mis padres que ni Valentín Hermano ni yo haríamos la mili: menos aún en Aviación o Marina.

LA PIEDRA DEL ASPA

Quizás precisamente aquel cambio de costumbres en las salidas campestres nos llevara hacia otro enclave que estaba conectado con Plano Elevado por un camino: el que iba hacia la Piedra del Aspa[9]

Otro derroche de imaginación típico de los cerebros al baño María que caracterizan a la comarca: ni más ni menos, era un inmenso peñasco sobre el cual algún alma devota había tenido a bien colocar un aspa de piedra de proporciones mastodónticas, para mayor gloria de la divinidad cruzada que había encumbrado al dictador hasta la cúspide. Muy propio de la mentalidad de la época, no cabe la menor duda: ¿habrá alguien capaz de mirarla con la vergüenza que merece?

Una roca con un aspa encima: la Piedra del Aspa. Que ningún alma se viera extraviada de la recta senda por un conocimiento escaso o menguado… un nombre que no dejase lugar a dudas, universalmente accesible. Y desde allí, desde aquel mirador en plena Naturaleza, sentirse desbordado, superado… por lo que oficialmente se identificaba con lo divino: todo aquello que no puede ser controlado por el hombre, por uno mismo.

La duda: ¿lo divino es la ignorancia? Queda la duda.

En mi memoria, la Piedra del Aspa está asociada a convenciones gastronómicas en las que el populacho degustaba el plato más típico de Kagan: caldero. Lugares y hechos con los que asociar un estómago repleto a la bondad de Dios… También para celebrar “días del saharaui ausente”: herramientas que extienden los tentáculos de los valores saharauis más allá del tiempo y el espacio, que pretenden impedir que un saharaui deje de serlo por mucho que las circunstancias se pongan en contra o se propongan lo contrario.

La Piedra del Aspa reunía lo más granado del imaginario colectivo, de la personalidad de una comunidad que ni siquiera sentía insultada su inteligencia por todo aquel plantel de impresentabilidades al servicio de la lágrima fácil. “¡Vivan las cadenas!” o “¡viva la muerte!” en versión saharaui: la determinación de quienes[10] pueden despegar hacia otros horizontes, pero se colocan este plomo que les ancla a una tierra deseosa de sepultarles. Aquello sí que era una cruz… la de toda esta peña.

Recuerdo excursiones frías en aquel entorno, con alguna que otra situación semejante a la incomprensión por parte de alguien que había bebido… no sé, recuerdos tan confusos como la localización geográfica del lugar. En mi memoria, la Piedra del Aspa está asociada vagamente con la provincia colindante. Atardecer entre sombras que se escapan, un granate oscuro llenando lo que alguna vez había sido el cielo…



[1] Por lo que tenía de contacto con la Naturaleza.

[2] Creo que era éste el acceso.

[3] Casa señorial, como de torre de marfil: accesos de alto standing, vegetación y detalles que recordaban la riqueza propia de los sueños.

[4] De ahí el recordatorio. En mi frágil memoria infantil quedó la idea abstracta del origen italiano del muerto… aunque puede que ni siquiera sea cierta.

[5] El derroche de imaginación a la hora de ponerle nombre estaba fuera de toda duda.

[6] Impresionantes por su extensión y la sensación de superar al hombre.

[7] O cómplices del Absoluto.

[8] Ésas que creen en los gafes.

[9] Aunque puede que la conexión de ambos sólo esté en mis deformados recuerdos.

[10] Privados del lastre natural que es convivir entre conciencias fotocopiadas.

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
Todavía no tienes una cuenta? Regístrate ahora!

Entra a tu cuenta