Araceli

   

Sirdaryo

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Jesús Gafitas llegó a estudiar a Samarcanda procedente de La tasca de las almas de Bukhara. Así, tomando cafés con él y su novia[1] conocí a una rubia amiga suya, Araceli Sirdaryo: joven, un poco fea, virgen y muy hortera. Rara.

Jesús Gafitas y su novia iban de “pareja progre”. Él, además… un poco de intelectualillo, aunque era un chico majo. Lo cierto es que medio en broma, por retos psicológicos con Nini Resús, inicié el asedio a la fortaleza rubia: más bien las maniobras iniciales de acercamiento. Como ella era rara y yo excéntrico, la posible experiencia me pareció interesante. Y vaya si lo fue: Araceli Sirdaryo sentía atracción y repulsión hacia mí. Quizá porque yo conocía su baluarte de virginidad, ostentado por la parejita[2] como publicidad para su amiga.

Araceli Sirdaryo debía de pensarse que yo era un desflorador de niñas o algo semejante. Siempre he sido sincero en mis relaciones sentimentales[3]. Por eso cuando intentaba acercarme a ella era en mi condición de igual (hortera, virgen y feo)… pero con un silenciador: la vergüenza de que pudieran saberlo mis amigos… sobre todo Nini Resús.

Puede que se llamara Araceli Sirdaryo, las cosas podrían haber sido de otra manera, puede que todo fuera una lección preparatoria para mi experiencia posterior: Dolores BABÁ. En lo poco que pude conocer a Araceli Sirdaryo, se parecían mucho.

Lo cierto es que yo actué más como donjuan que como sanjosé[4] una noche de alcohol dominada por el frío y con luz amarilla: en la habitación del piso de Jesús Gafitas, con Nini Resús haciéndose el dormido en la misma cama que yo intentaba convencerla para tantear al menos unos tocamientos.

Fría, seca, distante… así fue Araceli Sirdaryo. Y nerviosa, como quien tiene que representar en público un papel. Yo buscaba su corazón por debajo de la blusa sesentera, detrás de los granos de su rostro, en la palma de su vientre bajo mi mano… Por eso llegué incluso a actuar como lo hace un novio: acompañándola a la estación. Pero ella estaba bloqueada, como una Dolores BABÁ cualquiera… por eso allí acabó todo, por eso no volví a verla.

Más allá de los juegos de ingenio con Jesús Gafitas, que empezó a tratarme un poco mal y a quien tampoco volví a ver[5], más allá de la risa de Nini Resús que me hacía parecer pacato.

Unos años después las cosas habrían sido diferentes: ni la novia de Jesús Gafitas hubiera salido indemne, ni Araceli Sirdaryo hubiera salido virgen… ni yo habría salido intacto. Y es que durante los años posteriores: se repitieron desperdigadas las situaciones, se perfeccionaron las respuestas. Ahondaron los dolores.



[1] Aquella chica morena que me gustaba tanto…

[2] Jesús Gafitas & Cía.

[3] Todo lo que pueda serlo un camaleón.

[4] Equivalencia masculina de la virgen.

[5] Ni a él ni a su novia ¡snif!

 

 

Sonido

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