Ofelia

COSE

´88

´94

551

         

 

La mirada lastimera de Ofelia COSE era como de un perrito abandonado. Incitaba a la compasión. Parecía como si la vida la hubiera tratado injusta y cruelmente. Casi con toda seguridad es como se sentía Ofelia COSE.

Es más que probable que la mera incomprensión del mundo hubiese creado esta forma de autoprotección, como de armadillo… aunque vista objetivamente, la existencia de Ofelia COSE no era tan mala. Pero su centro era un corazón insatisfecho, lo que informaba negativamente el resto. El frontispicio de su vida decía con letras inmensas: “A mí me tocó ser yo, ¡qué le vamos a hacer!”

Pasaba por la Filosofía[1] con el escaso entusiasmo de quien invierte en futuro, lo que le otorgaba una vida hipotecada. Además la existencia la torturó con la traición de su amiga Araceli GASA, quien tras salir al extranjero con una beca le retiró la amistad sin que Ofelia COSE llegara a saber nunca el motivo.

Durante algún tiempo Ofelia COSE y yo seguimos en contacto y me contó que finalmente había logrado sus dos sueños: dar clase de filosofía y ser madre. Después me perdió la pista, claro, porque mis tumbos geográficos no los habría resistido ni un detective privado. Mejor así. Ofelia COSE descansa en el limbo de una vida que siempre había deseado. Lejos ya de aquellas torpes conversaciones errabundas en las que pretendía quitarle importancia al hecho de ser gorda y poco agraciada. Conversaciones para una calle en cuesta, con el crepúsculo entrando por la ventana… trayendo de la mano el mismo miedo de quien, cansino, regresa a casa tras 10 horas de viaje en tren… sin saber qué pasará mañana con su corazón, ansioso.




[1] Formaba parte de una de las promociones posteriores a la mía.

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
Todavía no tienes una cuenta? Regístrate ahora!

Entra a tu cuenta