5. Análisis del entorno

   

5.1. Declaración de principios

 

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Como en mi juventud[1], me propongo la conquista de un cielo rojo: entre lluvias, abuelos, risas y culturas ajenas. Me tienta ese amanecer del amor adolescente, busco recuperar un tiempo que jamás tuve ni perdí. Con el paso de los años he sabido que mis amigos eran arquetipos.

Quizá sea cierto y les utilicé sin saberlo… en aquella juventud tan inconsciente como esponja, propedéutica. Constantes vivencias, constantes vitales… siempre extremas porque así las vivimos. En todo caso sólo fue acumulación de experiencias: lo hicimos todo por primera vez[2] con un afán de aventura nunca satisfecho.

Quizá sea cierto y me sentí utilizado sin saberlo… Aunque en aquel entonces tuvieran nombre y apellidos[3] encarnaban modelos antropológicos preexistentes, eternos. Sin duda una vez fueron personas, pero ahora ni se reconocen a sí mismos: hasta tal punto la vida ha ido pasando sobre ellos como lo haría una apisonadora.

Tras mis múltiples experiencias y aprendizajes, decidí que “más vale ser punki que maricón de playa”[4]. Y preferí continuar en la Administración como un plebeyo, aunque fuera restringiendo la cresta a una intimidad unipersonal: como pose, como opción metafísica… a diferencia de mis “colegas”, planos y grises en su mayoría. Siempre mejor esto que volver a hacer el primo con artisticidades, máxime cuando la realidad era tan fea como demostró el proyecto La Tapadera: labor puramente empresarial para mantener un kiosco que se caía a pedazos, buscando el reducto del tiempo libre.

Descubrir o reinventar que lo cotidiano esconde, enreda en su interior lo sabroso de la vida diaria y disfrutar de los caprichos de la realidad. Al igual que el “Dim-Sum” se encuentra recubierto por sabrosa gelatina… escribir es morir matando[5].

Desde mi atalaya, gracias a la experiencia: al crepúsculo arde el cielo, pero lo hace entre mis brazos.



[1] ¿La juventud? Mirándolo desde ahora, parece casi un milagro no haber muerto en su intento.

[2] Aunque a veces fuera la primera vez que lo hacíamos por segunda vez.

[3] E incluso su propia vida.

[4] Como en la canción de Siniestro Total.

[5] Literariamente hablando.

 

 

Sonido

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