Harpo

Pub

 

Samarcanda

´86

´88

810

             

Aunque estaba muy cerca de mi casa y me hacía gracia el nombre, jamás había entrado en el Harpo También es verdad que en aquella época yo no salía de copas, porque mi primer recuerdo data aproximadamente del ’85… más o menos mi despertar a la nocturnidad (valga el oxímoron) anda por aquellas fechas.

Alguna noche acompañando a Valentín Hermano hice mi gloriosa primera entrada en aquel garito decorado con motivos referentes a los Hermanos Marx: fotos y objetos alusivos… tras la barra estaba Jesús Rocker, que era quien llevaba el negocio junto con su hermano.

El Harpo era un sitio acogedor, repleto de cervezas y con  una iluminación que animaba, daba ánimo… es decir, reavivaba el alma. Supongo que el principal motivo era el buen rollo que allí se respiraba, casi se masticaba; también puede que mi falta de elementos de juicio, mi escaso conocimiento hasta entonces de los lugares semejantes me haga idealizarlo en la memoria. Después de aquello he pasado por tantos otros… pero del Harpo recuerdo la buena música y el ambiente propicio para la expansión del espíritu.

Alguno de aquellos días, de aquellas noches, le llevé a Jesús Rocker un single titulado Primitiva que me había prestado Jesús Onza y creo que poco después se perdió para siempre en la colección de aquél; vamos, que resulté ser cómplice involuntario de un robo al estilo del “préstamo nunca devuelto”.

Pero el Harpo también fue testigo de sucesos mucho más positivos: casualmente, por ejemplo, allí quedé un día con Macarena Ref. Jesús Rocker por algún extraño motivo que no recuerdo y les presenté a ambos entre sí. De allí nació una relación que duró muchos años, probablemente más de diez. Jesús Rocker y Macarena Ref. Jesús Rocker fueron pareja gracias al Harpo y a mí durante toda aquella etapa de sus vidas, así que el espíritu de aquel pub tan amable como era el Harpo también estaba animado por las energías positivas que genera cualquier relación humana de carácter íntimo cuando es de común acuerdo entre ambos participantes.

Por eso las vibraciones que me invaden cuando evoco aquel bareto tan coqueto como modesto, el Harpo, forman parte de una época que se perdió poco después cuando Jesús Rocker y su hermano tuvieron que cerrar.

En todo caso, como ocurre con cualquier elemento que alguna vez ha circulado por esto tan peregrino que solemos llamar realidad, el Harpo dejó su impronta en mi ánimo y mi memoria. Ni era el bar perfecto ni pretendía serlo, pero significaba una pequeña pieza, una referencia que servía como orientación para quienes vagábamos por las noches marcandesas, muchas veces a la deriva por aquel océano ignoto: el Harpo como un faro que iluminaba tímidamente la oscuridad propia del alma humana, por definición de imposible conocimiento.

De alguna manera, el Harpo para mí fue propedéutico de los años que me aguardaban en aquel futuro inmediato… por eso conservo hacia él cierto cariño, un poco intuitivo y sin motivo, si se quiere…  pero con una base real porque el tiempo ha ido haciendo que lo reconozca como la encarnación de un alma honesta, si es que los bares tienen alma y en caso de respuesta positiva, si ésta puede poseer rasgos humanos.

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
Todavía no tienes una cuenta? Regístrate ahora!

Entra a tu cuenta