2. Las memorias como género literario: concepto, generalidades

   

2.7. La felicidad

 

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Aquéll@s para quienes felicidad y mediocridad son sinónimos pasean hastiados por la gris monotonía de su archiconocida ciudad. Mientras tanto, a su alrededor hay visitantes primerizos para quienes ese mismo paisaje resulta extraordinario.

No juzgues a la ligera tu entorno, como si tus ojos fueran los únicos que existen o los únicos capaces de contemplar objetivos; deja abierta la puerta a otra dimensión que también está aquí.

Desde el punto de vista de la posesión, la felicidad se reduce a una pregunta: ¿me apetece lo que tengo o tengo lo que me apetece? Después de conseguido, pensar: ¿por qué lo quería? Absurdos de la voluntad, que siempre deviene capricho.

Ahí reside todo su secreto, simple como las mentes que habitan ese mundo. El secreto de la felicidad como posesión. ¿Qué podría querer quien lo tiene todo? Acaso sólo una cosa: la Nada. Ese vacío que se disfraza de su opuesto, del público reconocimiento.

Tampoco el secreto de la felicidad es tan simple como “hacer lo que un@ quiere”. Más bien es “querer lo que un@ hace”, hasta que todo nos enseñe que estamos “haciendo lo que queremos”.

Jugar, en fin, con lo irrepetible de la materia: en un croissant, un cuerpo o una personalidad. Con la polisemia del “querer”, para que abandone la mera voluntad hasta hacerse dueño del sentimiento.

¡Como si la felicidad fuera ácida!

¡Como si la lluvia fuera provisional!…

¿Cómo, si el lenguaje fuera de juego, podríamos alcanzar la felicidad?


 

Sonido

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