3. Mis memorias: declaración desnuda de intenciones; objetivos

   

3.3. f)

El placer mediato y la memoria

 

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En ocasiones tengo la extraña sensación de responder con mis actos a fuerzas ajenas, que me superan; quizás “soy la noche y vengo a poner las cosas en su sitio”[1]. O quizá no, puede que sea algo mucho más sencillo: que por mi torpeza, el objetivo de mi vida sea ‘dar el pego’… ser un inútil pero pasar desapercibido.

En todo caso, como afán de superación he aprendido a dejarme motivar por la fuerza interior: para mí las señales son de velocidad mínima, nunca máxima… NUNCA. El entorno y los contratiempos me resultan indiferentes. Si como parece todo está dirigido[2] para hacerme deprimir por su esencia: he de aprovechar la mía en su faceta de llevar la contraria, no seguirle el juego a una realidad tan fea. Ya lo he dicho: hace casi 40 años me propuse no volver a deprimirme y con mil tácticas inventadas e improvisadas lo he conseguido. Uno se acaba acostumbrando a convivir con el dolor, de la misma forma que ya se mira en el espejo sin plantearse de qué color tiene el pelo.

Aprender a diferenciar lo que me entretiene de aquello que realmente me interesa; para descartar lo primero, claro... ¡Qué tarea!

Sobrevivir como las cucarachas: cualquier recuerdo es como la goma de un sello de correos, casi un as en la manga… cualquier día lo saco de improviso y le gano la partida al tiempo, lo agrando y lo magnifico. Convirtiendo espíritu en materia, una persona consigue renacer del pasado hasta reinventar el presente: soy yo que te resucito. Esencialmente, el fondo de mis objetivos es entretenimiento puro: ser trampantojo.

¿Acaso es este olor que me recuerda al de entonces, o era aquel aroma un anticipo del de ahora? Según respondas, te retratas: nostalgia como dolor.

Los proyectos para alcanzar los objetivos son el camino, sin duda; por eso tienen que ser a corto plazo, para alcanzarlos y seguir un poco más allá. No es que me guste que se acaben lascosas… es que me gusta tener cosas nuevas a punto de ser empezadas.

En el fondo y simplificándolo todo hasta el extremo, podría decir sinceramente que sólo vine a certificar la vida, casi como en Correos. Una cucaracha.

Como un adolescente que se marcara objetivos, diría:

DE MAYOR QUIERO SER GATO, QUIERO SER VIEJO

Mis siete vidas simultáneas, ateridas: buscando ser arropadas.

1. Con mi primer amor, apurando hasta la gloria o las heces esa herencia imposible de las quimeras contadas por trovadores tan huecos como las ilusiones infantiles. El primer amor, siempre mental: la imaginación.

2. Buscando la amistad en peripatéticos cafés a domicilio, creando neblinas de conversación en las madrigueras de los espíritus afines. Deambulando por la urbe sumido en esa infinita masa que me devora. Por eso me repele y atrae a partes desiguales: entre sus grietas me cuelo como un insecto diminuto para pronunciar imprevistas amistades siempre nuevas.

3. Exprimiendo la introspección hasta aprender los zumos de cualquier absoluto. Sin perderme en el fácil detalle, inmediato, distracción pura: ir hasta la esencia de las cosas.

4. Con mi verdadero amor, descubrimiento constante de todos los mundos que hay en éste, gracias a nuestro mutuo conocimiento cómplice: respectivo y recíproco.

5. Jugar con el inagotable ovillo de la poesía. Recorrer la estancia entre saltos arrebatados, confundiendo deliberadamente realidad y juego, porque en el fondo sólo son dos caras de la misma moneda.

6. Regalando infinita paciencia durante mi labor de guía: tomando la mano de quien empieza a despertar a la vida. Imaginando y queriendo que mi experiencia sirva para alguien, para que aprenda a volar un ángel.

7. La vida restante ser gato: para así hacer infinita la tarea. Al llegar aquí comienza de nuevo, se multiplica en las infinitas posibilidades que es una vida en potencia. La vida: sumante, no restante.

Falta por recontar el inmenso, eterno, universal objetivo del suicidio. Pero suicidarme… ¿acaso le daré tanta importancia a la muerte? O simplemente me la suda, como la vida misma… el objetivo y su ausencia.


 

[1] Parafraseando a Rafael Conte.

[2] Que no planificado.

 

Sonido

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