3. Mis memorias: declaración desnuda de intenciones; objetivos

   

3.4. e)

Pinceladas

 

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Hasta el ‘99 yo sólo era, sin saberlo, un sonámbulo de mi propia esencia. En ocasiones un acontecimiento da sentido, explica todos los anteriores, hasta ese momento herméticos: es la luz, que llega para iluminar un panorama tan oscuro como ciego.

Mi retrato se encuentra perfilado en pinceladas equívocas: son mis suertes y mis desgracias. Me pican los ojos por engrandecer cosas pequeñas: un amor, un alcohol, el refugio de una vida…

Todo resulta relativo, responde a un paradigma que –si lo modificamos– da un vuelco a la realidad completa. Así, por ejemplo, la suerte (la buena y la mala): quizá la mía, la que parece buena, ha sido tan mala que ha escondido la buena de verdad. Y yo, creyéndome afortunado, he sido el más desgraciado de los hombres…

O al revés.

El mundo boca abajo, la realidad invertida igual que se le da la vuelta a un guante. Lejos de las fobias, en el sendero de la búsqueda: claustrofilia y agorafilia fueron episodios de mi vida a partes desiguales. La calle, los bares… una etapa vital que en cada persona tiene una duración simbólica; la mía va del ’85 al ’98: ni antes ni después quise ni quiero salir de casa.

Hay muchas más pistas que permiten el aterrizaje sobre el significado de mi existencia: una de ellas es el empleo del tiempo en llevar a cabo infinidad de proyectos más o menos truncados. Téngase en cuenta que más de 25 años sin mirar la televisión (ni ganas) dan tiempo para hacer muchas cosas. Si alguna vez: extemporánea, casual, involuntariamente he vuelto a ver espantajos en la pantalla… sólo han servido para reafirmarme en la distancia.

De una u otra forma, el empecinamiento en la búsqueda ¿podría llamarse constancia? ¿o es sólo perfeccionar la cabezonería? Si así fuera, tantas tardes poniendo a prueba el páncreas son una prueba: de la dedicación frenética, exclusiva, monopolística… encaminada a exprimir la vida, ni más ni menos.

Entre semejante tarea, ¿qué habría sido de nosotros sin la magia, la evasión, la imaginación… la literatura casi siempre? Condenados a la realidad, habríamos resultado solamente ciegos dando palos al aire.

A veces, incluso me hacíais participar de vuestro triste mundo, pleno de tabaco y mojicones. Me zambullía inconsciente y premeditadamente en mundos alternativos, como se verá más adelante: con ese arrojo que sólo posee la juventud. Las cosas que una vez miré han dejado su huella, su impronta en mi ser, aunque se hayan volatilizado como las personas cuyo rostro, desaparecido ya de mi memoria, han pasado a formar parte de mí… aunque hayan desaparecido por completo. Glosando acontecimientos tan anónimos como irrelevantes. Sedimentadas las vivencias en las capas más profundas de mí mismo, forman parte de mi corpus.

Probablemente las palabras, los hechos, los paisajes… siguen circulando infinitamente por el espacio exterior, imparables. Aquí abajo no es que las cosas sean diferentes, es que yo las veo de otra manera: es el poder de mi voluntad, el mismo poder hace que todas las cosas odiosas empiecen a gustarme a partir del momento en que las reflexiono o racionalizo sus ventajas. ¿Acaso se trata de convertirlas en un instrumento de inteligencia emocional?

Podríamos hacer una subasta de excesos, en la que yo aportaría: 4 años vegetarianos, 20 sin tomar coca-cola, 3 años sin alcohol, 5 sin café, 25 sin follar… ¿alguien da más? Subastar la vida, entre pinceladas y retazos.

Durante varios años, lo primero que me venía a las ganas después de las campanadas, era echar una buena cagada; así iba luego el año, claro… Semejantes simbologías superan cualquier interpretación, por muy irracional que sea. Lo cierto es que, como todo el mundo, he visto cosas inverosímiles: dos motos chocando de frente, agostos con dos lunas y otras historias de cifras pares…

Ahora me voy un rato, de viaje al pasado… en fin, eso son unas memorias ¿no?: un viaje en el tiempo, pero al abrigo del presente. Un recorrido por paisajes que alguna vez no nos resultaron ajenos.

Salgo pero no huyo, mi cuartel general es éste y los episodios contables sólo escaramuzas en la batalla de la vida. Las cosas como pudieron ser y no fueron… o mejor: como no pudieron ser. Hipótesis de especulaciones, pasados posibles, imposibles… deseos consumidos, no consumados. Actos fallidos y actos follados. Juegos de palabras y palabra de juego.

Armonías ajenas pendientes como telarañas ¿a quién le interesan ya, si no es como materia de entretenimiento para una tarde de invierno, junto a la mesa camilla?


 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
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