Quico

Artesanías

 

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Podría decirse que sí: en general y en abstracto, el mundo laboral puede dividirse en grandes grupos fácilmente identificables. Empresarios, funcionarios, autónomos, asalariados por cuenta ajena… luego, dentro de cada grupo pueden hacerse subdivisiones que clarifican un poco las cosas… y yendo un poco más al detalle, acabaríamos distinguiendo grupillos, subdivisiones cada vez más pequeñas.

Pues bien, hay casos que no se dejan atrapar por semejantes taxonomías, excepciones que aunque parezca imposible sobreviven cada día: éste era el caso de Quico Artesanías, un chaval capaz de estar en una indefinida frontera que a uno se le escapaba… Cuando le conocí, allá por el ’94, veintipico años aunque su pelo bastante cano diera pistas de lo contrario. Sin embargo, llevaba una vida digamos normal: de hecho conocí a Quico Artesanías porque era vecino mío en aquel edificio casi mitológico de Conde Drácula, en Samarcanda. Un poco por casualidad y otro poco por coincidencia, acabamos charlando algún día; él vivía en el 4º y yo en el 1º, así que –aunque no había ascensor– la distancia era fácilmente salvable. Quizás llegáramos a conocernos por mediación de Joel AFAMADO, aunque esto no tenga mayor importancia.

El caso es que Quico Artesanías vivía también en piso compartido y su habitación parecía un catálogo de productos extraños, más que una forma de ganarse la vida. Para empezar tenía allí un horno de cerámica, con el que podía cocer barro e incluso esmaltar piezas de pequeño tamaño con acabado profesional. Suficiente para poder surtirle de productos con los que después comerciar para ir sobreviviendo. Así que allí mismo, en su habitación, tenía almacenadas innúmeras piezas listas para la venta. Pero también ampliaba su oferta con otros productos más o menos atractivos para el público, como por ejemplo el cuero repujado y los adornos derivados que podían elaborarse con él. Abalorios, algo de plata… así podría ir enumerando objetos y formas con l@s que Quico Artesanías se ganaba la vida, pero no es el objeto de mi escrito.

Simplemente diré que como sus actividades iban por ese campo, se había ganado a pulso el apodo de Quico Artesanías. Enseguida vimos que existía la posibilidad de colaborar, puesto que desde La tapadera nos recorríamos la geografía uzbeka realizando mercados medievales. Incorporamos sus productos a nuestro catálogo de oferta con desigual suerte, aunque Quico Artesanías, comprensivo, jamás se quejó de que se vendiera poco; además el porcentaje de beneficios que le quedaba (no lo recuerdo) era bastante razonable.

Nada de esto le hacía perder a Quico Artesanías su sonrisa pícara ni su buen humor, porque había aceptado sin complejos que era la vida que le esperaba por no haber querido estudiar ni dedicarse a nada ortodoxo. Sobrevivir cada día era su único objetivo, algo que aunque pareciera sorprendente iba consiguiendo a pesar de que pasaban los meses.

No sé si llegó a venir alguna vez a La tapadera físicamente, a pesar de que estaba a la vuelta de la esquina… pero Quico Artesanías se consideraba a sí mismo inclasificable y por eso tendía a huir de cenáculos más o menos contaminados en cualquier aspecto. Aunque sólo fuera por eso, ya resultaba realmente inclasificable, pues por lo general las gentes tienden al gremialismo y al gregarismo para protegerse de alguna manera, para estar entre iguales.

Sin embargo, sospecho que en el trasfondo de aquella actitud de Quico Artesanías latía una especie de complejo de inferioridad, de creer que no estaba a la altura: ése mismo que encontramos con frecuencia en algunas personas que huyen de las clasificaciones para no ser descubiertas y calificadas como intrusas. Yo mismo soy uno de ellos, pero tampoco creo en las jerarquías ¡claro! por si acaso me perjudicare el resultado.

Quico Artesanías se quedó por allí, en aquel limbo tan querido por Samarcanda, que presume de heterodoxos como si fueran obra suya, cuando en realidad pretende eliminarlos por incómodos: son la respuesta natural a ese afán de menospreciar cuanto no esté bajo su control.

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
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