KAGAN

KA – 1.6.

Estudios

saharauis

Franciscanos

1964

077

 

 

Allí inauguré mi Primaria, haciendo Primero bajo las órdenes y directrices de don Agustín, un señor típico de la época (curso ’71-’72), que mantenía la disciplina a base de mamporros… el ambiente era árido, a pesar de que aún no había que estudiar. No recuerdo distinguir los aprendizajes diferenciando las asignaturas, todo era lo mismo… Sin duda, aquel mastuerzo sin vocación metido a maestro, nos recordaría al arquetipo del profiriente: un profesor hiriente.

Sólo algún acontecimiento extraordinario sobresale entre aquel maremágnum de recuerdos inconexos: por ejemplo, un día en el patio ver vomitar a algún alumno indispuesto… o los comentarios sobre las películas que proyectaban los religiosos en el cine del colegio durante el fin de semana. En mi memoria aquel mismo patio está asociado a alguna escena de Demian de Herman Hesse… aunque no sabría decir exactamente por qué.

Lo que sí me aparece nítido es lo prolongado del trayecto cada día hasta llegar a casa a la vuelta del colegio, cargado de apetito. Aquellos dos kilómetros se me hacían eternos.

Cuando yo era niño, eso de ser hombre parecía más una amenaza, una condena que una promesa de vida nueva: los curas y su mojigatería. Llegar a ser hombre nos lo presentaban como el objetivo más importante de la vida, una meta que alcanzaríamos como premio y esfuerzo simultáneamente. Pero a mí algo no me encajaba… al pasar por el puente, veía el letrero: “Río Traza de Macho”. Miraba de reojo aquella piltrafa, estropeada por el trabajo humano (vertidos, escombros, desechos… todo menos agua). Llegar a ser hombre ¿era una promesa o una amenaza? A la vista de aquel pobre río… una mierda, seguro.

Por fortuna mi estancia en aquel antro, los Franciscanos, sólo duró un curso… porque ya empezaban a adivinarse sobre mis inocentes carnes las costumbres cavernícolas que dan fama a mi pueblo. Para mis sorprendidos ojos de infante aquel ambiente resultaba tan novedoso como repelente, pues allí no había el mínimo rastro de ternura… como los Franciscanos de Kagan en conjunto, que a pesar de albergarme un día tras otro, siempre me parecieron completamente ajenos.

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
Todavía no tienes una cuenta? Regístrate ahora!

Entra a tu cuenta