Mis iniciativas, durante los años que abarcan estas Malas memorias, no fueron algo restringido al ámbito artístico-literario. Muchas veces las ideas que iban surgiendo a salto de mata, entre copas y risas casi siempre… tenían una traducción al mundo de la empresa. Un correlato económico que no dejaba a las ideas agotarse en el mero ámbito de la especulación mental.

Eso que ahora ha dado en llamarse “emprendeduría”. En mi caso también respondía a una inquietud casi siempre relacionada con el ámbito de las letras o las bellas artes. Si se quiere decir así, un intento de rentabilizar económicamente mis inquietudes, que por lo general iba asociado a la ruina y la bohemia.

De ahí el nombre que con el paso del tiempo le adjudiqué[1] a semejante conjunto de despropósitos. El nombre de RUINASA surgió mezclando el concepto de ruina con la archiconocida empresa que representaba el carácter nefasto de una forma de hacer negocios totalmente negativa (RUMASA). Bajo éste nombre, RUINASA, caben todos los intentos de trasvasar al mundo empresarial más o menos ortodoxo aquellas inquietudes que algún día fueron posibilidades de servirme como sustento material.

En algunas de ellas estuve implicado y participé directamente, pero no llegaron a cuajar por uno u otro motivo: son las que constituyen el primer bloque. La Tapadera o el Idiota son las dos excepciones por antonomasia, que sí llegaron a ser completamente efectivas y existentes.

De otras simplemente me llegaron noticias y a buen seguro habrían terminado salpicándome de haberse llevado a efecto: de ahí que aparezcan en estas Malas memorias. Como en su día futuribles o potenciales, el segundo bloque.

Ambos grupos juntos constituyen por tanto mis experimentos en el mundo de la empresa, el capital o llámese como se quiera. Tienen por lo mismo el valor anecdótico y ejemplarizante que pudiera ser propedéutico para los lectores más inquietos. Queden aquí plasmadas como si de la barra de un bar se tratase, porque muchas no llegaron a salir de ese ámbito.

[1] En colaboración con Valentín Hermano, casi siempre implicado en ellas.