3. Mis memorias: declaración desnuda de intenciones; objetivos

   

3.3. b)

Mis creencias

 

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¿CÓMO SOY?

  • Respetuoso: mi respeto hacia todo y todos quizá me hace parecer pusilánime, pero no creo serlo.
  • Viejo: ¡qué quieres que te diga! me gusta ser viejo, acumular…
  • Problemático: siempre he sido un objetor al borde de la insumisión.
  • Soy ese vecino hijoputa que llama a la policía cuando te ve fumando porros. No es nada personal, sólo por joder. Total, no gano nada: se trata sólo de una especie de equilibrio que probablemente no comprendas. Igual que tú necesitas tu dosis de droga para estar a tope, yo preciso mi dosis de hijoputez para sentirme vivo, para sentirme bien. Me la traen al pairo todas las cosas que se supone mueven mi actitud: es algo más cosmológico. De la misma forma que tú, yo también iba por los rincones fumando porros y a veces algún vecino hijoputa llamaba a la policía. Creo que está claro.
  • Quizás finalmente sólo soy eso, como tod@s: un experimento de Dios. Una especie de “show de Truman” versión divinidad.

¿QUÉ ERA?

  • Cuestionador: ya lo he dicho… siempre he sido un objetor al borde de la insumisión.
  • Desafiante: nunca partidario de Dios. No por nada especial (no soy endemoniado ni ateo), sólo que me parece el abuso de poder llevado a sus últimas consecuencias y siempre he tendido a defender a débiles y oprimidos, pues creo que en el esquema de la vida son perdedores y hay que tender al equilibrio. Pero quien diseñó este organigrama podía haber prescindido de Dios: su omnipotencia es peor que una mayoría absoluta en política o un superequipo en fútbol…

De niño respetaba las enseñanzas que me impartían, pero cuando empecé a pensar por mí mismo vi claramente que Dios era una salida de tono en el desequilibrio precario del mundo. Él, con sus defensores negros repartidos por el planeta, me resultaba casi algo desmesurado… un reproche hacia los desposeídos, un contraste hiriente: una falta de educación, esto es Dios para el Hombre.

Descubrí bien pronto que Dios era como el Midas del aburrimiento: todo lo relacionado con su entorno es previsible, plano. Es el hastío intocable de una esfera transparente y ajena. También conocí bien pronto la obviedad de sus patrañas, su evidente complejo de superioridad, el incumplimiento de sus promesas y la irrealidad con la que pretende ser el jefe del cotarro.

Vi que en el fondo no es sino un pobrecito del que se burla cualquiera… Dios resulta ser el único animal que tropieza dos veces en el mismo hombre: un quiero y no puedo en este fango de materia con el que no quiere salpicarse, un pijo de la realidad lleno de pretendida sabiduría, pero que no se entera de la misa la media… ni ve tres curas en una nevada.

No puedo ser partidario de alguien así, lo siento: inmensamente ajeno a lo que se supone que ha creado. Me deja tan frío que ni siquiera estoy en su contra, por ser como el oasis prometido que nunca es sino espejismo. La desilusión de lo perfecto imposible que nos siembra el dolor en el corazón… casi prefiero a los extraterrestres.

No pronunciarás el nombre de la libertad en vano: y como cuando niño, imaginaba a Dios como una gran cáscara vacía… algo tan vano como un concepto. Comprendía entonces el sentido de aquel mandamiento[1] e iba un poco más allá en el encadenamiento de ideas e intuiciones: si Dios es un concepto variante de la Nada, ¿para qué pensarlo siquiera? Acaso aquel fuera un mandamiento de destierro que desde entonces estoy cumpliendo.

Por no hablar, claro, de todos esos babeantes devotos que llenan las plazas en los homenajes… apuntándose a caballo ganador…

  • Perplejo: el raquis, el maquis… Isis, la crisis, el lunes… para ser homosexual me ha faltado amor propio, creo más en las carencias para completarme esotéricamente, la mujer es mi Cosmos.
  • Militante: yo era anti-secadora, anti-lavavajillas, antitodo, antídoto.

¿QUÉ SOY?

  • Alienado: ¿qué como esencia, sino un “atorrante sembrado en la Administración”[2]?
  • Contradictorio: un epicúreo asaeteado por el estoicismo; revisión de Cicerón: antiestoicismo, que no epicureísmo. Más allá de las dos trampas: a la inversa de la manera clásica: “Esperemos lo que acontece, pero soportemos lo que deseamos”.
  • Esencial: un animal en un carnaval[3].


 

[1] Corporativo, endogámico, perpetuador.

[2] Silvio Rodríguez.

[3] Sí, Sant-Saens, sí.

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
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