ESA OTRA METEMPSICOSIS

Cuando hablo de vosotros, cuando os recuerdo, es como si os estuviera invitando a comer mi paella: sólo que no está presente vuestro cuerpo… salvo este detalle nimio y secundario, disfrutamos la sobremesa. Y como pasado que sois, os utilizo para atarme los zapatos.

Si alguien del público se viera reflejado en estas letras, significa que le he elegido entre todos mis recuerdos y he decidido que hoy será él mi pasatiempo. Pero esto también tiene un camino de vuelta: quien quiera venganza, que me haga la autopsia del tiempo y verá muchas causas de muerte. Para mí la memoria es capturaros en mis escritos, igual que un día lo hice en mi retina o en mi lecho… no acordarme de vosotr@s, que ni siquiera lo hago.

Con esta pequeña cárcel no podría deciros todo lo que se ha ido; no lo entenderíais con palabras, de ahí que intente mil lenguajes que van más allá de la palabra. Puede que a algun@s os parezca admirable lo que hago, cuanto digo o mi manera de ser; sólo puedo deciros lo mismo que a mis detractor@s: aunque quisiera, no podría ser de otra manera. Por tanto he de deciros que mi obra carece de mérito: se sustrae a mi voluntad como el corolario de una axiomática. Ya está fuera de mis manos, volando en el vacío.

Sé que aguardáis mi muerte para convertirme en mito, en un clásico. No os daré ese placer, así es el juego. Pulular como un insecto entre vosotros sin duda os hace más vulnerables. Ahí os quedaréis, organizando memoriales en mi nombre cuando ya esté más que muerto: cagándome en las ironías baratas y las sandeces.

Yo aguardo con un poco de impaciencia vuestra muerte para convertiros en expediente archivado, en un engorro: en un divertimento. No me daréis ese placer, así es el juego.