Carola 

Samarcanda

´87

´91

246

 
             

 

La trayectoria y evolución de Carola en la vida de Samarcanda debería servir para animar a cualquiera: resulta la demostración indiscutible de que el éxito vital es posible a pesar de todas las cortapisas que pretende imponer la vida en su conjunto.

Si existiera una palabra que designase a quien siendo lo contrario de la inteligencia es capaz de salir adelante en el mundo material y además de pasar por competente en el ámbito de las ideas[1], esta palabra sería un sinónimo de Carola: una chica con ínfulas de enrollada… siempre en el límite de dar la talla.

Creo que Carola llegó para sustituir a Cefe Plátanos-Goodman tras la barra del Plátanos: era una chica con escasas luces y muchas ganas de fiesta… no en vano estudiaba Filosofía. Para empezar, baste decir que en el colmo del retorcimiento intelectual, Carola resultaba llamarse Tamara SECA. En su nombre real no aparecía Carola por ninguna parte: ni contraído, ni apocopado, ni extendido, ni resumido. Por tanto era su nombre “artístico”, aunque en realidad el arte al que se dedicaba resulta todo un misterio.

Carola estudiaba Filosofía, sin que esto presuponga ni signifique nada a priori en sentido positivo ni negativo: esta Facultad es al mismo tiempo desierto y oasis, una especie de contradicción constante de la que[2] puede concluirse cualquier cosa. Y eso era Carola: cualquier cosa. Su perfil era un poco pijo para el gusto de la clase en general, pero como no podía ser de otra manera, la aceptábamos a pesar de sus defectos: más que nada porque nadie estaba en condiciones de poder evaluar mentes ajenas con un mínimo de justicia objetiva.

Durante los años que la conocí pasó por un abanico prácticamente infinito de matices:

  1. fue camarera del Plátanos
  2. realizó campañas de apoyo a favor de grupos terroristas. Araceli BÍGARO y Carola se metieron en aquella aventura en Samarcanda, sería el año ’90
  3. estudió Filosofía
  4. salió de copas
  5. en el colmo de sus coqueteos con la vida normal, su relación más o menos formal con Víctor FUERA

En fin, la suya podría ponerse como ejemplo en un cursillo sobre vidas de despropósitos.

Sin embargo nunca perdió su sonrisa floja, la vocecilla temblorosa y una mirada lánguida como las nueces. Carola era una superviviente: pero más que del entorno hostil[3], Carola era una superviviente de su propia vida. Una especie de contradicción práctica hecha persona. Si en un laboratorio proyectáramos una criatura como ella, daríamos por seguro que sucumbiría de inmediato en el mundo real.

Pero Carola conseguía salir adelante entre gatos que compartían sus pisos y su vida… digamos que siempre caía de pie, aunque las circunstancias no fueran propicias para ello.

No sé qué habrá sido de Carola. La imagino sobreviviendo a su antojo: dando clases o poniendo copas ¿dónde está la diferencia? Con esa risa floja de fondo, los gestos de abuela precoz o las manos colgando al final de los brazos, mientras circulaba por una barra que de esta forma: se convertía en insulsa.



[1] De otro lado, además conseguir una pareja estable…

[2] Tal como dice la regla de Lógica clásica ECQ (Ex Contraditione Quodlibet): de una contradicción se puede derivar cualquier cosa.

[3] Indiscutible para alguien como ella, oriunda de la Samarcanda apolillada y desencantada.

 

 

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