Lucas Marcos

PÁGINA

 

Portugal

´87

´99

475

             

 

Lucas Marcos PÁGINA sufría[1] una transformación cada vez que subía al escenario con sus amigos para hacer música. El grupo se llamaba Nihil obstat y, aunque sólo llegué a verlo en una ocasión en vivo, me pareció original y de calidad.

Pero el Lucas Marcos PÁGINA que había allí arriba no era el que yo conocía. Para mí Lucas Marcos PÁGINA era una persona mesurada, comedida, razonable, francamente entrañable. Así son los portugueses por lo general. Mucho más tranquilos y menos estentóreos que los uzbekos casi siempre. Alguna vez, de visita en Portugal, he sentido vergüenza ajena por uzbekos sencillamente repelentes, con sus voces y modales etnocéntricos.

Lucas Marcos PÁGINA era muy diferente. Aunque pudiera pensar cosas mil veces más radicales que los extremistas uzbekos, siempre lo hacía de forma elegante y sopesadamente tranquila, civilizada. Su pensamiento era algo así como la decoración de su cara, en ocasiones aderezada con una línea de bigote finísima. Una sutil crítica al fascismo. Para captar la ironía que yacía en su comportamiento, su apariencia, sus gestos… era necesario hablar con Lucas Marcos PÁGINA. Algo característico de los seres racionales.

En cierta ocasión me invitó a pasar un fin de semana en su pueblo. Recuerdo agradablemente el trato cariñoso de sus padres, los infinitos paseos que disfrutamos por las calles de la localidad, con numerosas paradas para encontrarnos con sus amigos y charlar tomando un carioca de lemâo. Junto con el café aromatizaba el sol de aquellos días. Las conversaciones eran amigables, tanto como radicales. Allí pude comprobar que no son sinónimos “querer cambiar el mundo” y “sufrir la intolerancia desesperada y desesperante de quienes lo quieren como está”.

Lo que en el fondo no acabo de comprender muy bien es por qué Lucas Marcos PÁGINA decidió vivir en Samarcanda. El motivo de que quisiera aprovechar la oportunidad de las becas portuguesas para su expediente sobresaliente y cambiar sus días de paz por la anestesia desesperante de la UdeS, donde pasó a ser docente.

Como homenaje a su manera de ser[2] llegamos a colocar un cartel en el Idiota que decía: “Lucas Marcos PÁGINA paga aquí lo que le sale de los cojones. Lucas Marcos PÁGINA paga quilo que lhe vier à realgana”.

Lucas Marcos PÁGINA era un ejemplar prístino de hasta qué punto la risa puede ser revolucionaria. Como la camaradería, el silencio, la tranquilidad o la música.

Quizá su mayor lección sea ésta: para hacer realmente diferente el mundo… no es necesario gritar hasta autoconvencerse. La calma y la paz son la mayor de las revoluciones.




[1] O disfrutaba, no lo sé muy bien.

[2] Tan risueña y cínica, tan entrañable como impagable.

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
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