Concepción

SUERO

 

Mûynoq

´84

´95

275

             

 

Valentín Hermano y yo estábamos saliendo de casa, esperándola en el rellano… pero Concepción SUERO tardaba. Él perdía la paciencia: “¡Vamos, coño!” –le gritó. Apunté: “¡Qué capacidad de abstracción tienes!”

Como tantas otras candidatas, Concepción SUERO fue novia de Valentín Hermano[1] y posteriormente su amiga, como también sucedería con su siguiente novia y alguna más… Normalizar así la situación, casi por sistema, huele mal ¿no? Como si hubiera algo que chirría…

Lo importante del caso, sin embargo, es el papel de Concepción SUERO. Estudiante de Psicología “desde abajo”[2]: como lo hacen quienes piensan que estudiando la carrera conseguirán superar sus defectos… y acabarán encontrándolos en los demás. Con la consiguiente ventaja doble: de un lado, curándose; de otro, obteniendo pingües beneficios durante el resto de su vida.

Concepción SUERO se dejaba sorprender y escandalizar, se hacía la asustadiza caracterológica (como dicen ellos): esto para mí resultaba un aliciente, un acicate hacia mi tendencia natural a sorprender y escandalizar a cualquiera. En un principio puede parecer que es difícil romper los esquemas de un profesional de la mente humana, pero la realidad es bien distinta: a fuerza de rodearse de normales y acomplejados, el psicólogo acaba creyendo que el mundo es así, que todo se encuentra y reduce a sus libritos y manuales.

Concepción SUERO sabía que la creatividad humana no tiene límites. Por si acaso, yo se lo recordaba en cuanto tenía la oportunidad. Era un juego divertido, motivante. Para mí… un reto de autosuperación.

Concepción “abreviatura de Conchi”[3] era una chica inteligente y aplicada. Seguramente ahora ya estará arreglando vidas ajenas, puesto que parecía muy capaz para el asunto. Digamos que tenía mucha psicología, además de un agradable trato humano. Como tantos otros de su gremio, vivirá de los problemas ajenos… lo que significa que intentará perpetuarlos para que no disminuya su beneficio. El mecanismo es tan escandalosamente obvio que resulta increíble que aún les dure el negocio.

En aquella época Concepción SUERO era una buena contertulia copera. Después de Valentín Hermano tuvo a un novio alemán, Sebastian Ref. Concepción SUERO: simpático y cervecero como ella. Seguramente le sirvió para integrarse en la sociedad, casándose o algo similar.

La última vez que les vi fue porque amablemente me dejaron una habitación en Mûynoq, mientras realizaba unas oposiciones. De aquel episodio sólo saqué en claro el rato de charla con ellos, siempre comprensivos y simpáticos. También Las cuatro monedas del navegante, una película argentina y fantasma que se me apareció la noche anterior al examen en el televisor de su casa.



[1] Cuando pasó a dejar de serlo, a ser otra cosa.

[2] Por oposición, los individuos que la estudian “desde arriba” se creen superiores y lo hacen para apuntalar esa superioridad.

[3] Como la llamaba Álvaro Lorenzo FLACO, que también la conocía.

 

 

Sonido

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