Diana

 

 Ref. Seco Moco

  Alemania

´96

 289

 
             

 

Diana Ref. Seco Moco poseía el perfil ideal para ser la víctima de cualquier buitre maracandés, entendiendo por este concepto el significado consuetudinariamente admitido[1]. Ni qué decir tiene que la Ética en este submundo: cuando está considerada su existencia, resulta simplemente un motivo de chanza.

Todo sin implicaciones sentimentales, para mejor marcha de la dinámica del asunto. Simplemente una simbiosis que dé lugar a un hedonismo tan frío como inhumano: con la excepción de los vapores etílicos y los furores uterinos. En Samarcanda se difundió fácilmente aquella fama de “profesionales” del concepto latin-lover. Tanto, que incluso llegaron a formar una especie aparte… incluso tenían su propio uniforme y sus reglas de comportamiento: se llamaban la Tuna.

En realidad sucedió igual que con la aparición del cristianismo: apropiándose de fiestas paganas preexistentes, colocaron el concepto nuevo sobre la etiqueta previa… modificada así para las necesidades del contexto. Con eso queda todo explicado.

Pero claro, a la sombra de los profesionales de cualquier oficio, siempre crecen pequeños elementos autónomos que[2] ofrecen servicios semejantes y también suelen tener clientela. Por así decirlo, son freelances que hacen su particular agosto y van por libre.

Así se comportaba Seco Moco en aquella época. La casualidad o su previsión hicieron o quisieron que se cruzara en su órbita aquella criatura septentrional y teutona: Diana Ref. Seco Moco. Con la excusa del vocabulario y gracias a su don de gentes, Seco Moco consiguió acercamientos a un abismo que Diana Ref. Seco Moco anhelaba conocer… tanto como el maestro encargado de devorarla, mostrárselos.

Así transcurrió la estancia de ella en Samarcanda: haciendo el paripé de ser una pareja con Seco Moco a expensas de la Visa Oro que Diana Ref. Seco Moco había traído desde Alemania. Sacaba humo muchas noches inspiradas: alcohol, farlopa, más alcohol, algo de sexo, baile y restaurantes.

Aquello parecía inagotable: al menos así funcionaba Seco Moco, como si le hubiera tocado la lotería… mientras durase, para él resultaba perfecto. Diana Ref. Seco Moco casi no tenía ni idea del idioma, pero le resultaba indiferente: no lo necesitaba, Seco Moco le servía como intérprete. Así ella vivía en una felicidad tan completa como constante. La única necesidad era ir sacando su tarjeta de cuando en cuando.

Diana Ref. Seco Moco sonreía todo el tiempo: tan lejana del mundo estaba. Incluso en los instantes en los que Seco Moco le soltaba improperios con el disfraz del buen humor. Era obvio que Seco Moco la sableaba, pero a Diana Ref. Seco Moco tampoco parecía importarle. Como si lo hubiera programado de esa forma: quedarse en Uzbekistán hasta que se agotara el dinero.

Así fue como desapareció: un buen día Seco Moco dijo que Diana Ref. Seco Moco se había marchado. A los demás, al público… sólo nos quedó recolocarlo todo, llenar su hueco con otras historias. Diana Ref. Seco Moco renegó del paraíso… o se le terminó el saldo.



[1]Buitre: macho que se lucra, obtiene rentabilidad económica y/o sexual de las extranjeras (“guiris”) que se le ponen a tiro.

[2] Como imitación del modelo, más en este caso que no se había inventado nada nuevo.

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
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