Alberto
  Ref. Caco Samarcanda ´96 ´99 702
             

 

Ante todo, Alberto Ref. Caco era una promesa: la infinita potencialidad de un ser humano recién llegado al mundo, recién estrenado, descubriendo y eligiendo al mismo tiempo. Ante el abanico de posibilidades que aparecía ante sus ojos inmensos, llenos de futuro, Alberto Ref. Caco iba eligiendo lo que le gustaba… con eso se definía, trazaba su camino a través de afinidades e intuiciones que iban acotando su territorio.

Esto es el crecimiento, aunque precisamente quien va creciendo no sea consciente de que ocurre; porque de hecho siempre hablamos así refiriéndonos a los demás, sin darnos cuenta de que en cada uno de nosotros se repite este esquema permanentemente, de por vida. No sólo en la primera etapa de nuestra vida, como era el caso de Alberto Ref. Caco cuando le conocí, sino también más tarde… de hecho siempre, al menos mientras dure ésta.

Quien no opine así, quien crea haber dejado de crecer y de aprender, renuncia al infinito tesoro de la experiencia, se da por muerto si no es que ya lo está aunque lo ignore.

El caso de Alberto Ref. Caco era el típico: del niño-esponja que va absorbiendo cuanto encuentra. A veces para integrarlo en sí mismo, otras para dejarlo de lado o rechazarlo: en cualquiera de los casos, le constituye, aunque sea por oposición.

Lo característico de Alberto Ref. Caco era el entorno en el que tenía lugar su aprendizaje, el horizonte cuya panorámica aportaba elementos a su bagaje. Ni más ni menos que estaba rodeado por sus padres, Caco y Tania Ref. Caco: un par de elementos bien peculiares que ponían a su alcance múltiples factores capaces de troquelar positivamente a cualquier individuo receptivo.

La música era elemento fundamental en aquel hogar… como afición y como profesión, por tanto inspirando de forma permanente la convivencia de aquel triángulo amoroso localizado en una casita de pueblo, con lo que el ambiente rural venía a completar un paisaje que me resultaba infinitamente amable.

Las veces que tuve ocasión de visitarles allí, entre poesía, música, paz y una charla infinita por el contenido, aunque desgraciadamente no interminable por el tiempo, pude pasear con Alberto Ref. Caco y su burbuja de infancia, mientras iba contando alegre sus vivencias particulares, de su personal planeta: Habilábil, en este caso, que a mí me recordaba de una forma inmediata al asteroide de otro Principito.

Estaba claro que para Alberto Ref. Caco el mundo no se agotaba en aquello que contemplaba diariamente, aunque tuviese material suficiente como para no aburrirse sólo con eso. Alberto Ref. Caco era guerrero, investigador, cantante y cualquier otra cosa que se propusiera: sólo era necesario que pasara por su imaginación una tarea, una idea, una historia o cualquier otra cosa. De inmediato Alberto Ref. Caco se disfrazaba de aquello que fuera lo más adecuado y continuaba la representación teatral que era su vida, adaptándose al personaje necesario en cada momento.

Por eso los paseos alrededor de su casa, entre cielo, sol y flores, resultaban un pasaporte a otras vidas que los adultos disfrutábamos como posibles, pero él ejercía como hechos incontestables, más allá de la materia. Indiscutibles ventajas de ser niño: tienes todos los mundos al alcance de tu mano, en la punta de los dedos; la cabeza en las estrellas.

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
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