Alicia
Ref. Nini Resús   Tashkent ´93   737
             

 

Para mí Alicia Ref. Nini Resús encarnaba el espíritu típico de la mayoría de los habitantes de Tashkent: personas en una situación económica precaria (aunque sin llegar a la pobreza ni la exclusión social), pero orgullosas de su lugar en el mundo. Como si fuera real aquel fingido relato, aquella fingida pose que habla de Tashkent como el centro del mundo, sólo por ser la capital de Uzbekistán.

Alicia Ref. Nini Resús tenía tanta juventud como ganas de divertirse y había caído en las garras de Nini Resús tras la separación de éste la que había sido novia de siempre… hasta entonces, claro: Maite Ref. Nini Resús. Supongo que Nini Resús iba buscando o encontró en Alicia Ref. Nini Resús el punto opuesto en el péndulo de las relaciones de pareja, pues se caracterizaba precisamente por usar poco el cerebro, ser más abierta y no tan posesiva como Maite Ref. Nini Resús… y también por carecer de una personalidad tan fuerte como la de ella.

En realidad conocí a Alicia Ref. Nini Resús más que nada de oídas, porque Nini Resús me había puesto en antecedentes telefónicamente sobre su nueva relación: con una de sus alumnas, según me dijo. Aprovechando que eran las fiestas patronales de Tashkent un año (quizás fuera el ’84) me acerqué a verle aceptando su amable invitación: entonces me presentó a Alicia Ref. Nini Resús y compartimos los tres unos cuantos ratos festivos… de charla, entre copas y verbenas al calor de la fiesta generalizada.

Buen rollo había a raudales, en la calle y entre nosotros: esto resulta indudable, porque el poso de mi memoria me lo transmite inmediatamente; pero enseguida que empiezo a rascar un poco, recuerdo también que lo entretenido de las conversaciones provenía de Nini Resús, porque Alicia Ref. Nini Resús era superficial para mi gusto. En otras palabras, llegué fácilmente a la conclusión de que nada tenía que ver ella con el propio Nini Resús en cuanto a forma de ser: probablemente fuera eso lo que a él le atraía de Alicia Ref. Nini Resús, ser su contrapunto.

¿Quién era yo para censurar, criticar o ni tan siquiera comentar aquel hecho? Nadie, evidentemente: cada cual es capaz de equivocarse solito, sin ayuda externa… ni siquiera sabía yo si éste era el caso, así que guardé al respecto un diplomático y respetuoso silencio.

Los días eran divertidos y las noches más aún, así que para mí no resultaba desagradable compartir veladas con ellos. Alicia Ref. Nini Resús no era especialmente guapa, como tampoco lo contrario… una agradable compañera de juerga, sin más.

Una de las noches, probablemente la última que estuve con ellos en Tashkent, nos fuimos a tomar cervezas y jugar al champulín (como llamaba Nini Resús al billar americano) en un garito de barrio, con paredes repletas de grafitis; durante nuestras evoluciones por la sala, entre risas y tonterías múltiples mientras jugábamos y bebíamos, con música urbana de fondo, Alicia Ref. Nini Resús empezó a tontear conmigo. Al principio pensé que se trataba de un malentendido o alguna interpretación mía de hechos ambiguos, pero la cosa –no se me pregunte por qué, lo recuerdo así, en abstracto– fue a mayores: su insistencia, no dejaba lugar a dudas de que yo le gustaba.

En una de ésas, más explícita que el resto de las ocasiones, miré perplejo al propio Nini Resús, pues él había estado presente en todo momento. Su cara lo decía todo con un gesto inequívoco: “es lo que hay”, rostro sin palabras que a mí me transmitió el inequívoco mensaje de que estaban ambos de acuerdo. Vamos, que me proponían un trío… ni mi cabeza ni mi cuerpo estaban por la labor, así que aquella noche definitivamente acabó una relación triangular (con Tashkent de fondo) que jamás llegó a empezar.

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
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