Sus ojos risueños, enmarcados por unas gafas que a buen seguro pretendían ser disfraz intelectual, hacían juego con el resto del rostro de América SÍ, presta a tomarse la vida por el lado más divertido.

América SÍ era un@ de l@s componentes de la plantilla del C.D.M. de Kagan y por tanto fue mi compañera de trabajo durante la época que estuve allí laboralmente destinado. A pesar de ser profe de música –si no me falla la memoria– América SÍen aquel lugar se dedicaba también a múltiples labores con las que llenaban su jornada laboral: una de ellas era la organización, control y distribución/préstamo de los fondos bibliográficos que allí había… y también otro tipo de materiales didácticos.

Cuando me tocó caer por allí, América SÍ procedía a organizar todo el material según la Clasificación Decimal Universal (CDU), referencia unificada con la que clarificarlo todo. Por eso una mañana, mientras yo me encontraba trabajando en lo mío, en la secretaría, oí su voz que desde la biblioteca preguntaba inocente, a voz en grito: “INTERDISCIPLINAR, ¿DE QUÉ ASIGNATURA ES?”

Puede que ante un auditorio profano en aquellas lides la pregunta sonara a chino… pero a mí me resultó tan de Perogrullo que solté la carcajada, casi involuntariamente. No pude por menos que ir hacia allá para intentar aclarar el entuerto. América SÍ enseguida se avino a aceptar que había metido la pata, pero aclarando que sólo había ocurrido que la pregunta estaba mal formulada, que de sobra sabía ella que abarcaba múltiples asignaturas y se refería sólo a que dónde debía clasificarse. Todo esto entre risas, claro…

América SÍ no tenía complejos de ningún tipo, por suerte para ella. Quedaba la duda de si era cierta toda su explicación… pero tampoco tenía mayor importancia. Quizá como contrapunto de su marido, América SÍ se tomaba la vida con la despreocupación de una persona descerebrada, aunque no lo fuera exactamente (no sabría dilucidarlo, depende de los parámetros que tomemos como referencia). América SÍ venía a ser lo que suele llamarse “la alegría de la huerta” y su disposición vital era positiva, algo que contrastaba con la mala baba que exhalaba su compañero de vida: él nos miraba –a l@s no-docentes-con cierto resquemor por no tener que aguantar alumnos cada día.

No sé, quizás fuera envidia… lo digo por el gesto con el que reaccionó cuando (en un arrebato de sinceridad, durante una cena informal en la casita de ambos, con la plantilla del C.D.M. al completo) les dije que no eran más que putos docentes.

América SÍ lo encajó con deportividad… sólo así se explica que más tarde, durante todo el tiempo que duró la elaboración de mi Tesina sobre los tangos, fuera colaboradora desinteresada. Por fortuna no me tuvo en cuenta los desvaríos, imagino que disculpó mi desbarre como la tontería que era. Siempre una risa, una disposición positiva para cualquier momento… como agradecimiento, les dejé en el C.D.M. una copia de mi Tesina: para engordar la biblioteca. Aunque nadie haya llegado a leerla, imagino. América SÍ llevaba muy bien el asunto de ser guapa, de hecho se comportaba en todo como lo hacemos los feos, las personas normales; a mí esto me parecía admirable, porque normalmente este colectivo suele hacer depender de su belleza al universo entero. América SÍ no: ponía su risa por encima de todo.