Cecilia
la Pro-Qûnghirot     ´88 ´97 754
             

 

Cecilia la Pro-Qûnghirot  estaba metida de cabeza en los colectivos llamados reivindicativos, lo que en aquella época resultaba ser poco menos que un pack en el que estaba incluida cualquier tipo de escisión humana de carácter contestatario. Al menos ésta era la impresión que a uno le daba todo aquello desde fuera; a pesar de encontrarme ideológicamente cercano a ese mundillo y frecuentar con asiduidad los lugares de culto en los que se daba cita todo aquel colectivo contestatario, yo no formaba parte integrante de este universo. En otras palabras: era simpatizante por afinidad.

El caso de Cecilia la Pro-Qûnghirot  era diametralmente opuesto al mío por múltiples motivos: mujer, camarera, sin estudios conocidos y con permanente cara de mala hostia o de pocos amigos, como prefiera decirse. En todo eso nos diferenciábamos, pero además (por si lo antedicho fuera poco) en nuestro talante, nuestra forma de relacionarnos con el mundo.

Nos caíamos bien por encontrarnos ambos al margen, aunque no se supiera muy bien en qué consistía exactamente esto… no por otro motivo que el antes citado, sumado al hecho de que yo fuera un habitual del Anillos, de vez en cuando Cecilia la Pro-Qûnghirot  me invitaba a una cerveza… incluso puede que alguna copa en ocasiones especiales. Pocas veces la vi departiendo amigable y relajadamente con nadie; por lo general se la veía gritando, con cara de pocos amigos y el gesto oscuro y torcido tras la barra.

Mientras, sonaba a todo trapo algún tema de rock radical, cual era costumbre en el Anillos. Muchas veces era la propia Cecilia la Pro-Qûnghirot  quien pinchaba aquel tipo de música, casi como un ritual o una reivindicación personal. De sobra era conocida por su militancia pro-Qûnghirot y sus ideas radicales, así que con ello venía a ratificar algo de dominio público.

El gesto hosco y perdonavidas de Cecilia la Pro-Qûnghirot  contribuía a ahuyentar gentuza, aunque no sé si se trataba de convicción o fachada. En alguna ocasión contemplé su risa franca, casi desafiante… así que probablemente fuese tan sólo una táctica para sacarse de encima a los gorrones.

Respecto a la cuestión sexual, ya la tenía Cecilia la Pro-Qûnghirot bien resuelta con su deliberado aspecto andrógino y algo dejado, sospechosamente cercano a la estética propia del lesbianismo barriobajero: con ello conseguía alejar tanto a unos como a otras.

Cecilia la Pro-Qûnghirot  me caía bien más que nada por contestataria y de alguna manera dejaba abierta en mí la posibilidad de acercarme cualquier día a aquel mundillo tan caro a mis querencias. Pero su afinidad con la violencia tan característica del universo de Qûnghirot me mantuvo al margen de todo aquello… por principios la violencia me impedía formar parte de aquella energía colectiva que se movía constantemente por aquellos planetas.

Cecilia la Pro-Qûnghirotvenía a ser una especie de embajadora de aquel universo considerado oscuro desde el establishment, aunque éste último, por su parte, no fuera más que el gobierno de las sombras.

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
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