Violeta
Ref. Nini Resús   Tashkent ´83 ´84 978
             

 

No dejaba de ser toda una lección coincidir con Violeta Ref. Nini Resús y sus amigos en Bukhara, a pesar de tratarse de una mera casualidad. La casa a la que yo iba era propiedad del padre de Nini Resús y por tanto se encontraba abierta en oferta a todos sus hijos; Violeta Ref. Nini Resús era una de ellos, por tanto la hermana de Nini Resús. Así pues Violeta Ref. Nini Resús por su parte y Nini Resús por la suya organizaban excursiones a Bukhara huyendo de Tashkent, lugar en el que vivían habitualmente. De ahí que alguna vez se solaparan las fechas de la escapada y acabáramos conviviendo en aquel habitáculo que difícilmente podía combatir el frío, siempre presente en Bukhara. Pero sólo era eso: compartimos el espacio, el “cuartel general”, porque el resto no tenía nada que ver.

Violeta Ref. Nini Resús se llevaba a sus colegas del barrio y allí, con la excusa del frío que hacía fuera, se encerraban en el salón, que era muy reducido: en los sillones, bien tapados con sus mantas y acompañados de infinitas litronas para ver la televisión.

Obviamente, el plan no parecía muy halagüeño, así que tenían que aderezarlo añadiéndole algún aliciente para conseguir entretener al cerebro, porque salir del habitáculo les resultaba innegociable: Violeta Ref. Nini Resús y sus amigos sólo lo hacían para conseguir más cervezas cuando éstas se acababan. Lo más sencillo por tanto era recurrir al estado alterado de conciencia, pues se resignaban a su suerte y no pretendían en modo alguno ejercitar el cerebro. Y se habían decidido por la droga blanda, el costo que traían desde Tashkent les servía para aletargar el cerebro blandamente, con esa sensación de acolchamiento algodonal que provoca el humo de semejante tipología.

Violeta Ref. Nini Resús era la líder del grupo, puesto que proporcionaba lugar al que remitir su jauría: Bukhara. Nuestra pandilla entraba y salía contemplando la neblina, viendo cómo aquel grupito envejecía sin más beneficio que la risa floja. Por su condición de letargo y permanente presencia inmóvil nos referíamos a ellos como “los muebles” en nuestras conversaciones. Por extensión, cuando nos preguntábamos si se iban a desplazar hacia o desde Bukhara, para resumir hablábamos de “la mudanza”. Y Violeta Ref. Nini Resús sin duda era la “cómoda” del ajuar, aunque más exactamente habría que haberla denominado la “comodona”.

Sin pena ni gloria, casi como una eutanasia más que una vida, transcurrían las vacaciones de aquella gentecilla incapaz de sustraerse a su destino.

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
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