Eugenio Ref. Brenda VAYA     ´91 ´97 790
             

Que aquel tío era tonto de capirote era algo que salía de ojo nada más verle… sin embargo yo soy por naturaleza desconfiado de mis primeras impresiones. No porque sean erradas, que la mayor parte de las veces resultan acertadas, sino por aquello de que condenar a un inocente, aunque sólo sea como posibilidad remota, me hace recelar de las conclusiones y sus posibles consecuencias.

Pero el caso de Eugenio Ref. Brenda VAYA era algo palmario: sus maneras prepotentes, de pretendida superioridad, eran sólo la tarjeta de presentación de aquel individuo. Enseguida, a la primera de cambio, quedaba patente su complejo de superioridad por creerse dotado de un don natural para el humor: algo que no era cierto en absoluto, más bien uno se reía por compasión, para que el pobre Eugenio Ref. Brenda VAYA no cayera de un pedestal que tanto le complacía y tan poco le costaba a uno contribuir a mantener.

El problema era que después Eugenio Ref. Brenda VAYA se hacía fuerte en aquella posición de ventaja tan injustamente conseguida. En fin, resultaba una cuestión menor… teniendo en cuenta todo el catálogo de impresentabilidades que poco a poco desplegaba la personalidad de aquel elemento.

Llegaba al grupo como adquisición conyugal de Brenda VAYA: casarse con ella le abrió las puertas de su familia, por tanto Felipe Anfetascomo hermano de la ínclita resultaba un segundo motivo de entrada en mi círculo. Eugenio Ref. Brenda VAYA y yo llegamos a compartir alguna noche de copas, pero casi siempre se trató de veladas cañeras, tan intrascendentes como despreocupadas. Poco a poco a mí Eugenio Ref. Brenda VAYA me iba cayendo peor, pues constantemente corroboraba con su presencia, actitud y trasfondo… mi intuición inicial de que se trataba de un pazguato, por mucho que él quisiera hacer valer su intelecto amparándose ante todo en sus conocimientos en Ciencias económicas y empresariales; por mucho que –además de eso– pretendiera erigirse en baluarte reivindicador de Irlanda como pueblo oprimido con el que se identificaba, no sé muy bien por qué: algún antepasado, creo recordar.

La suficiencia con la que descalificaba cuanto tuviese que ver con las Letras o la Filosofía era directamente proporcional a la manera con la que hacía de menos a Brenda VAYA, quien no se tomaba el asunto de manera personal, sino como una especie de lección de humildad con que la premiaba el Universo.

Que Eugenio Ref. Brenda VAYA fuera casi calvo, cheposo y contrahecho no era más que la demostración material de las intuiciones: la forma que su personalidad tenía de moldear su cuerpo. Por eso cuando posteriormente explotaron los acontecimientos a nadie sorprendió que aquel pretendido genio de las finanzas tuviera una cuenta secreta sólo a su nombre para ir robando dividendos del núcleo familiar sin que Brenda VAYA lo supiera.

No sé si ése sería el motivo del divorcio de ambos, pero a la pobre Brenda VAYA seguramente le quedó la sensación de haber hecho el panoli emparejándose con aquel mindundi creído. Se quitó un buen peso de encima, aunque no sé si pudo llegar a superar el trauma… porque le dejó en la huída, como bomba de relojería, un par de churumbeles.


 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
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