Lauro

Lengua

 

Zarafshon

´94

´95

855

             

 

Aunque su carácter fuera jovial y cachondo en todos los sentidos de la palabra, Lauro Lengua era un tipo que ejercía como amargado, aunque lo hacía en su trasfondo… como si deseara dejar fluir libre a los cuatro vientos la mala leche que le corroía. Para que todo el mundo lo supiera, que quedara claro que tras la risa y el buen humor que acompañaban su presencia, que imbuían su carácter, siempre estaba eso como algo latente; una parcela de la vida a la que no renunciaba, casi una cuestión de principios.

Lauro Lengua era oriundo de Zarafshon y respondía al perfil que tradicionalmente se le atribuye al nacido allí, casi un arquetipo de tozudez universalmente reconocido. Algo que para nada es incompatible con el talante alegre y dicharachero que caracteriza a los habitantes de esa ciudad. Sobre el asunto han corrido ríos de tinta, así que obviaré semejantes disquisiciones y a ellos me remito para quienes deseen ampliar los conocimientos sobre el tema.

Al revés que Jonás Química (otro oriundo de Zarafshon que había dado con sus huesos en Angren), Lauro Lengua no había llegado a somatizar la dolencia… su rostro risueño y la chispa típica que habitaba su diálogo más tenía que ver con la asignatura que impartía, la literatura. Como bien es sabido: el mundo de las Letras se halla trufado de individuos cuya inadaptación con su época y su entorno finalmente deviene arte. Y este refugio está más allá de la materia: es espíritu en su salsa, en su tinta… y como tal es capaz de escapar a todo.

Ahí, Lauro Lengua se encontraba como pez en el agua, disfrutaba buceando en el mundo de las Letras y conseguía olvidar la mezquindad de Angren, la prisión que para él resultaba aquel instituto en el que expandía sus conocimientos al abrigo de los pacatos planes de estudios… incluso el destierro (o el exilio) del que él mismo resultaba ser una víctima.

Lauro Lengua conseguía surcar los cielos y océanos gracias a las palabras, dejando entrever en su perilla una sonrisa cómplice hacia quienes compartíamos con él algo más que un punto de vista… Aquello era un frente común en el que nos movíamos cargados de ironía y crítica encubierta quienes comulgábamos sin necesidad de palabras o rituales: de la religión de los descreídos.

Gracias a Lauro Lengua las reuniones de Junta de Evaluación resultaban incluso divertidas; también coincidir con él en la Sala de profesores algún rato perdido era garantía de una subida de ánimo… una fuente de endorfinas y carcajadas sin límite. Nada que ver con Jonás Química, aquel otro militante de Zarafshon en el exilio de Angren, dedicado a la química en su faceta docente… y cuya bilis le había modelado hasta el rostro.

 

 

 

 

Sonido

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