Maite

Ref. Nini Resús

 

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Maite Ref. Nini Resús era lo que suele denominarse una chica con mucho carácter. Enseguida se posicionaba de manera clara cuando te la presentaban: generalmente lo hacía utilizando alguna referencia tuya que tuviese para ponerte en tu sitio, por así decirlo. Mi caso concreto fue allá por el ’85, durante una de mis primeras visitas a Bukhara, invitado por Nini Resús: éste hizo las presentaciones formalmente ante alguna caña, mientras disfrutábamos de una alegre velada en las cercanías del castillo.

En aquella época Maite Ref. Nini Resús ostentaba la condición de ser la novia oficial de Nini Resús, algo que a ella le otorgaba un privilegio absoluto en el trato con cualquier mortal durante el tiempo que estuviera compartiendo su microcosmos… con lo cual por tanto a Maite Ref. Nini Resús le quedaba adjudicado el carácter de indiscutible diosa. Algo como un examen: así me pareció a mí aquel primer contacto.

Maite Ref. Nini Resús ejercía como quien posee la capacidad de decir quién vale y quién no: daba igual para qué. Y ante mí, que llegaba con las referencias de ser aspirante a escritor y estudiante de Filosofía, actuó como reivindicadora del pragmatismo… como si alguien le hubiese adjudicado la tarea de quitarme de la cabeza los pájaros que ella suponía habitándola.

Personalmente nunca he sido reivindicador de mi condición de artista, al menos no de manera militante o exteriorizada… entre otras cosas porque mi carácter escéptico hace que ponga en entredicho la valía, pero también la tarea misma de artista. Con esta premisa, está claro que ahora no discutiría con Maite Ref. Nini Resús; mucho menos entonces, hace casi 40 años, en que mi madurez reinaba por su ausencia.

Así que el asunto pronto cambió de matiz, pasando a la charla amigable y sin problemática, la de quienes coinciden en una sesión de tiempo libre… sin conflictos de poder. Todas las veces que nos vimos Maite Ref. Nini Resús y yo, ya fue siempre en estas condiciones, que podríamos decir “terreno neutral”: buscando puntos comunes (de diversión compartida) en lugar de ahondar en las diferencias.

Pocos años más tarde Nini Resús y Maite Ref. Nini Resús dejaron su relación, algo que a mí me pareció de lo más lógico: si Nini Resús era la personificación de los pájaros en la cabeza, me resultaba difícil comprender que ella pudiera aguantar mucho tiempo con aquella relación. Aunque me quedó la duda de si era simplemente un papel que representaba para divertirse, los sucesos posteriores se encargaron de disipármela.

Maite Ref. Nini Resús ostentaba la altivez de los habitantes de la capital de Uzbekistán… esa manera de ir sobrados por el mundo, como si el resto de la Humanidad sólo fuéramos una pandilla de aprendices en el asunto de la vida, mientras ellos ya están de vuelta. Pero además Maite Ref. Nini Resús ejercía como musa absoluta de Nini Resús, lo que la convertía ante sus ojos en un centro estético del mundo entero: él centraba toda su obra, fotográfica y literaria, como un tributo alrededor de su figura.

Maite Ref. Nini Resús era guapa y simpática, no lo negaré… como no sé si lo he dicho antes de alguna manera; incluso estaba buena… pero para mis ojos todo esto no significaba un plus de valor añadido que acompañara a Nini Resús: más bien la convertía en alguien inaccesible, incluso superando el listón de inexpugnable que ya disfrutaba por el solo hecho de ser quien era y tener la relación con Nini Resús.

En otras palabras, un desperdicio de energía, teniendo en cuenta que el resultado final no era otro que una tía que circulaba por Bukhara irregularmente: casi siempre viniendo a romper la armonía estética de charla entre amigos, debido a que le podían más las ganas de ejercer como un sargento.

 

 

Sonido

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