Toño

Largo

 

Kagan

´79

´82

  970

             

 

Toño Largo era un chaval de risa fácil y por eso motivaba a decir tonterías en su presencia, porque el humor posee esto como refuerzo positivo: si la audiencia lo agradece, uno se esfuerza un poco más para que la concurrencia lo pase en grande. La cara larga de Toño Largo y la mandíbula inferior un poco prominente hacían de su carcajada algo caricaturesco, pero su buen humor acababa haciendo que se le perdonara todo… incluso que no tuviera mucho que aportar más allá de su presencia en las veladas veraniegas de Kagan, a cuya pandilla pertenecía y por eso le conocí.

Toño Largo formaba parte de ese grupo inmenso de gente que uno va encontrándose por la vida cuya única finalidad es estar de relleno: un poco por aquello del horror vacui, nos vamos acostumbrando a la Humanidad como compañía, aunque muchas veces desearíamos estar solos. Toño Largo aparecía de vez en cuando por allí, acompañándonos y jugando ocasionalmente con nosotros a los múltiples entretenimientos con los que solíamos jalonar unas tardes tórridas que probablemente de otra forma habrían resultado insoportables.

Creo que Toño Largo era amigo de mi primo, o al menos conocido, vecino o algo parecido… bueno, son conceptos que en un lugar pequeño, como Kagan, acaban solapándose hasta que uno termina preguntándose, sorprendido: “Y a éste, ¿de qué le conozco?” Sin mayor sorpresa, simplemente como mera curiosidad.

Como la mayoría de los componentes de mi pandilla de verano en Kagan, Toño Largo era un chaval que se defendía como podía en las cuestiones académicas: como gato panza arriba, con enormes dificultades… y eso que se trataba de la Enseñanza Primaria, justo antes de una Secundaria a la que la mayoría de ellos no llegaba, pues en aquella época aún no era obligatoria. Por este motivo acabaríamos desconectando mi pandilla y yo con el paso del tiempo: por pertenecer a universos distintos que otrora coincidieran, solapándose.

Al poco tiempo Toño Largo empezó a trabajar… pero no se me pregunte de qué. Probablemente algo relacionado con la construcción, porque me parece recordar que su padre se dedicaba a labores de albañilería y le puso también a ello por no servir para estudiar y muy probablemente para nada más.

Bueno, las preocupaciones de Toño Largo eran similares a las de cualquier elemento de su edad y condición: divertirse, principalmente. Con todo lo que esto llevaba aparejado, un catálogo infinito que con el tiempo empezó a incluir a las chicas y ese inagotable universo que llevan asociado.

Demasiadas cosas para que Toño Largo pudiera gestionarlas sin sonrojo, así que tras perderle la pista probablemente se casara y continuase la ruleta vital y social a la que tod@s de alguna manera contribuimos para perpetuar la especie. Es posible que alguien me lo comentara alguna vez a título informativo: “¿Sabes? Toño Largo se ha casado”. Pero bueno, si no fue así, tampoco tiene mayor importancia porque Toño Largo jamás había salido a la superficie de aquel inmenso lago por ningún acontecimiento especial. Una de esas personas que no defraudan porque uno ya sabe lo que puede esperar de ellas: nada. Y concienzudamente se empeñan a diario en no romper expectativas. Las suyas porque no las tienen, las ajenas por no despertarlas.

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
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