Ofelia

Ref. Pablo CIEGOS

 

´86

´87

914

             

 

Si yo hubiera coincidido con Ofelia Ref. Pablo CIEGOS en cualquier sitio a cualquier hora y por cualquier motivo, con toda seguridad ni la habría recordado un par de horas más tarde, porque era tan del montón, tan insulsa y carente de cualquier atractivo… que no superaba el umbral de percepción para mis exigentes sentidos de entonces, siempre anhelantes de cualquier cosa extraordinaria. Pero a Ofelia Ref. Pablo CIEGOS le había tocado en suerte ser musa de Pablo CIEGOS y por lo tanto me llegaba de rebote, con unas referencias que jamás llegué a entender o mejor dicho: entendí perfectamente que sólo podía tratarse de la proyección de los fantasmas anhelantes de Pablo CIEGOS. Éstos habían tenido a bien la prosopopeya como regalo divino y por tanto: Pablo CIEGOS podía dirigir sus dardos, las flechas de su afán de paraíso, a alguien concreto… en lugar de deambular erráticas por el etéreo universo de la estética abstracta.

Ofelia Ref. Pablo CIEGOS resultaba por tanto ser una musa, con todo lo que esto significa de humanidad, pero también de deshumanización. Pablo CIEGOS idealizaba sus escasos acercamientos hacia ella, de manera que llegaba a magnificar, por ejemplo (es uno de los episodios que recuerdo, no me lo invento): el beso furtivo sobre la nuca de Ofelia Ref. Pablo CIEGOS en un descuido de ella, durante alguna sesión de estudio compartido… para preparar cualquier examen. Pablo CIEGOS se refería a ese beso como si con él hubiera alcanzado el paraíso, el paroxismo con la punta de los labios. Hablaba de una suavidad, un aroma y un calor que le habían trasladado en una milésima de segundo al séptimo cielo. Lo sublime de aquel beso había hecho que Pablo CIEGOS se declarase ya para siempre deudor de la dueña de semejante pasaporte, de quien vigilaba aquella frontera, la poseedora de aquel país: esclavo en cuerpo y alma de Ofelia Ref. Pablo CIEGOS.

Un par de veces que la vi fue por insistencia de Pablo CIEGOS, no por iniciativa mía; él valoraba que ella fuera apreciada por alguien ajeno (ajenjo) para así afirmarse en su posición… ese par de veces me sirvió para comprobar que toda la magia residía en la cabeza de Pablo CIEGOS, en su imaginación. Así se lo dije: para mí Ofelia Ref. Pablo CIEGOS resultaba una fémina sosa, sin elemento alguno (ni físico, ni metafísico) que me incitara por sí mismo a pretender un mayor conocimiento de la nínfula. De hecho, el único atractivo que poseía para mí era que pudiera haberse fijado en Pablo CIEGOS hasta el punto de interactuar (así denominábamos a ese tipo de relaciones, por la amplitud de la polisemia) con él: porque Pablo CIEGOS sí que me parecía un elemento digno de invertir mi tiempo en el conocimiento humano a través de su perspectiva.

Pasó el tiempo… no recuerdo cuánto, pero no fueron más allá de unos pocos meses: Ofelia Ref. Pablo CIEGOS desapareció del horizonte de Pablo CIEGOS, propiciando de esta manera el abolicionismo para una esclavitud que llevaba su nombre. Sobre todo porque apareció Indira Barrio, adquiriendo de golpe todos los derechos sobre aquel esclavo, que había descubierto por fin a su verdadera dueña: lejos de aquellas otras proyecciones/espejismos con quienes se había debatido/entretenido hasta entonces: Maribel Ref. Pablo CIEGOS y Ofelia Ref. Pablo CIEGOS, principalmente.

 

 

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
Todavía no tienes una cuenta? Regístrate ahora!

Entra a tu cuenta