Jesús Manuel

Ref. Mónica MIGAS

 

 

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Lo de Jesús Manuel Ref. Mónica MIGAS era sobre todo un contraste: entre aquello que aparentaba ser, en contraposición con cuanto representaba su figura. No sólo físicamente, también como elemento definido en el mundo… es decir, conceptualmente, lugar que de forma plenamente consciente había elegido Jesús Manuel Ref. Mónica MIGAS entre los infinitos posibles que a uno se le presentan en la vida. Si no al mismo tiempo, como rosario sucesivo de oferta existencial que en toda vida acontece.

Pero vayamos por partes. Si conocí a Jesús Manuel Ref. Mónica MIGAS fue de rebote al cuadrado, pues me le presentó Mónica MIGAS, quien a su vez trabó contacto conmigo a raíz de una carambola en una tienda de materiales de Bellas Artes; poco después me le presentó como su novio. Algo que a mí ya desde el principio me sorprendió, pues parecía su antítesis: Jesús Manuel Ref. Mónica MIGAS era un tipo con aspecto de persona normal, maduro y de apariencia inofensiva.

Tras aquella carta de presentación, sin embargo, habitaba una persona de espíritu inquieto y juvenil, iconoclasta a más no poder y de un trato amigable hasta el extremo. La impresión que me transmitía Jesús Manuel Ref. Mónica MIGAS era de una tranquilidad contagiosa: pausado, de impecables modales y una conversación siempre interesante. En otras palabras, no parecía funcionario… bien está que lo pensara yo en aquella época, que desde hacía bien poco había pasado también a pertenecer al colectivo.

Jesús Manuel Ref. Mónica MIGAS trabajaba en el cuartel general donde se ventilaban los asuntos del gremio: ayudas, subvenciones y zarandajas por el estilo; podría decirse por tanto que era un “metafuncionario”, lo que le hacía acreedor a poseer los defectos del colectivo por partida doble.

Y sin embargo no era así: en contra de lo previsible, Jesús Manuel Ref. Mónica MIGAS se había embarcado en una tarea tan titánica como ingrata e incomprendida… la de intentar mejorar la vida de todo el conjunto de funcionarios del Estado en Samarcanda. No sólo eso: además se había posicionado en el grupo de quienes no buscaban prebendas ni sobornos, al amparo de la condición de representantes de los trabajadores. Jesús Manuel Ref. Mónica MIGAS prefería alinearse entre los insobornables, los idealistas y puristas defensores de las causas justas: aunque éstas fueran causas perdidas. Mejor eso que alienarse formando parte de grupúsculos corporativistas repletos de egoísmo.

Jesús Manuel Ref. Mónica MIGAS era anarcosindicalista, lo que le hacía encarnar la maldad absoluta desde el punto de vista del poder, porque con él no valían las tácticas tradicionales. Así que Jesús Manuel Ref. Mónica MIGAS era el objetivo, la diana de los dardos envenenados que constantemente pretendían asaetear su corazón desde cualquier lugar. Él se reía afablemente, desde el parapeto de su barba como camarada y el hábil disfraz de sus gafas: probablemente era de los que mejor veían, al menos espiritualmente; comprometido y batallador hasta puntos dogmáticos.

En cierta ocasión tuvo un encontronazo con un compañero de piso porque éste había comprado coca-colas y las puso en el frigorífico común. Aquello me hizo recelar un poco de la personalidad de Jesús Manuel Ref. Mónica MIGAS, rayana precisamente en un extremo tan odioso como el que pretendía evitar… pero yo tampoco era el más indicado para criticarle, pues estuve cerca de 20 años sin probar ni una: precisamente también por aquella época.

 


 

 

 

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