Francine |
LIMBO |
Samarcanda |
´83 |
´85 |
328 |
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La primera idea que venía a la cabeza al ver a Francine LIMBO es que era una chica de buena familia. Bien parecida pero sin llegar a ser despampanante, bien vestida pero no llamativa, buenos modales pero no redicha. De una inteligencia media: sin despuntar por arriba pero tampoco por abajo. Muy probablemente procedía de algún colegio religioso.
De esas chicas las hay a cientos en la Facultad de Derecho. ¿Qué hacía especial, diferente a Francine LIMBO? Nada. Precisamente por eso hablo de ella. Representa a un tipo de personas que nos rodean constantemente, como la maleza en la selva… Su mera presencia nos puede llegar a confundir. Incluso asfixiar por la falta de estímulos para construir nuestra vida… para ir trabajándola cotidianamente hasta troquelarla y conferirle el perfil único que debería caracterizarla.
Si mi vida no es única, ¿para qué vale? Vegetar es una gran tarea, blandita y cómoda. Pero no es elegir ni labrar el propio Destino. Así es la tentación de la mediocridad, que por estadística nos acecha desde el nacimiento. Francine LIMBO: doncella pija, imposible y reprimida en su impotencia. Cabeza de pasarela.
Un día cualquiera, en clase, Francine LIMBO tropezó y cayó al suelo. Me quedé inmóvil, sin saber qué hacer, paralizado. Si la hubiese ayudado amablemente, como corresponde a alguien de buena educación… quizá todo habría sido diferente y nuestras vidas se hubieran cruzado ¡quién sabe?