Vamos

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Samarcanda

´98

349

             

 

El Vamos era uno de esos sitios que han nacido tristes y se les nota en la cara. A pesar de los intentos que hicieron por animarlo, el Vamos no llegó a levantar cabeza en ningún momento. Tengo la impresión de que era un local sin vocación festiva.

Alguna vez sí que lo vi animado, con grupitos de jóvenes compartiendo jarras de cerveza entre música para la ocasión, propia de su edad. Pero por lo general el Vamos estaba vacío… y se le notaba que le gustaba, que huía de la gente. Pretendía repelerla, si es que esto resulta verosímil para el espíritu de la materia inanimada, como es el caso. Intentaron rentabilizarlo Araceli BÍGARO y Cecilio Pescara, quien se había convertido en su pareja estable gracias a algún tipo de conjunción astral o rebote existencial de carambola.

El Vamos no sólo era gris por decoración, también por vocación. Además de estar en un callejón olvidado, el Vamos vivía en un mundo alternativo. A nadie con una visión empresarial mínimamente coherente se le ocurriría intentar un negocio como aquél.

Pero seguramente Cecilio Pescara era de ese tipo de personas que confunde la cantidad en la afluencia de clientes con el resultado de un sorteo de la lotería. Considerar ambas cosas igual de aleatorias es irreal, porque hay modas que significan mayor o menor éxito en los bares, sí… pero se necesitan unas condiciones previas que el Vamos no tenía: como tantos otros que pasaron por sus manos. En la lotería todos los números tienen las mismas posibilidades, pero no sucede lo mismo con los bares en el mundo de la hostelería.

Imagino que no les resultó muy difícil a Araceli BÍGARO y Cecilio Pescara llegar a la conclusión de que aquello no funcionaba. Supongo que hacer las cuentas tras unos meses de trabajo inútil les arrojó a la verdad de cabeza. Fui por el Vamos con cierta irregularidad mientras estuvo abierto y en su poder, aunque cayera un poco a trasmano de la noche y sus caprichos. Como yo, unos cuantos más de los acólitos, para intentar levantarles al menos el ánimo a Araceli BÍGARO, a Cecilio Pescara y al mismo Vamos. Nito, Valentín Hermano y otros cuantos intentamos aquella causa perdida.

Finalmente el Vamos se llevó el gato al agua y lo cerraron. Él no imaginaba que aquello era una victoria pírrica. Ahora sigue abierto, aunque haya cambiado mucho de personalidad. Puede que en el fondo le guste ese disfraz de bar de tapas que tiene ahora o puede que su disfraz fuera el otro, el de Vamos… y al final se saliera con la suya.

 

 

Sonido

ACTIVA EL SONIDO. Estas memorias tienen banda sonora
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